Mejoran el diagnóstico | 25 DIC 09

Tests de anticuerpos para la enfermedad celíaca

Estas pruebas han conducido a un aumento sustancial de casos detectados en niños, sobre todo entre los que no presentan los síntomas clásicos de la enfermedad.

El uso de pruebas de anticuerpos para diagnosticar la enfermedad celíaca ha conducido a un aumento sustancial de la cantidad de casos detectados en niños, según señala un nuevo estudio publicado en “Pediatrics”.
 
Antes, la enfermedad celíaca clásica se diagnosticaba cuando los lactantes y los niños experimentaban síntomas como diarrea crónica y pérdida de peso significativa. Pero en los últimos años los expertos han comprobado que la enfermedad celíaca tiene una gran variedad de síntomas, incluido el dolor abdominal crónico, el reflujo ácido, los vómitos y el estreñimiento, en especial en niños mayores. Esa mejor comprensión de los síntomas se debió en gran parte a los análisis de sangre que detectan ciertos anticuerpos que produce el organismo de las personas con el trastorno.
 
Esas pruebas han permitido derivar cada vez a más personas con síntomas atípicos a una biopsia intestinal definitiva, en la que se obtiene una muestra del intestino delgado para identificar lesiones. Con el nuevo estudio los autores observaron que la frecuencia de los diagnósticos se triplicó tras la aparición en 1997 de los tests de anticuerpos, y la mayoría de esos niños no tenían los síntomas clásicos de celiaquía.
 
Aunque el estudio abarcó un solo hospital, el aumento de los diagnósticos no es un caso aislado, aclara el autor principal del estudio J. Decker Butzner, de la Universidad de Calgary (Canadá).
 
Los nuevos resultados proceden de 266 niños que habían sido derivados al Hospital de Niños de Alberta entre 1990 y 2006 para someterse a biopsia intestinal para diagnosticar la enfermedad celíaca. Entre 1990 y 1996, antes de la aparición de los tests de anticuerpos, se diagnosticó la enfermedad a 36 niños de alrededor de 2 años; el 67% había sido derivado por síntomas clásicos. En cambio, entre 2000 y 2006, se diagnosticaron 199 niños con enfermedad celíaca a los 9 años. Apenas el 19% de esos menores tenía síntomas clásicos de la enfermedad. El 38% presentaba síntomas digestivos atípicos, como dolor abdominal crónico, y un 15% tenía síntomas no digestivos, como deficiencia de hierro y del crecimiento. El resto de los niños (el 28%) no tenía síntomas definidos, pero se los derivó para el examen porque tenían antecedentes familiares de enfermedad celíaca o habían tenido problemas asociados con un aumento del riesgo de desarrollarla, como diabetes tipo 1 y síndrome de Down.
 
Butzner señala que el análisis de sangre para la enfermedad celíaca se debe hacer cuando un niño tiene síntomas gastrointestinales crónicos que no desaparecen solos ni responden a un tratamiento. También debe utilizarse en los niños con antecedentes familiares o enfermedades asociadas con la celiaquía, aunque Butzner aclara que es discutible hacerlo cuando no hay síntomas.
 
El investigador enfatiza que los tests de anticuerpos son sólo un procedimiento de control y no un diagnóstico definitivo. Ante un resultado positivo, afirma, la confirmación es con una biopsia intestinal.

 

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