MARÍA SÁNCHEZ-MONGE
Un atisbo de esperanza ante los nueve millones de nuevos casos y el millón de fallecimientos por tuberculosis que se producen cada año en el mundo. Los resultados de un estudio publicado en el último número de 'Science Translational Medicine', realizado por investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dan motivos para el optimismo en un momento en el que no para de crecer el número de individuos a los que es muy difícil tratar porque están infectados por variantes (cepas) de la bacteria responsable, 'Mycobacterium tuberculosis', resistentes a múltiples antibióticos. Los científicos han comprobado que la expansión de la enfermedad se puede contener.
El análisis de los datos de diversos países europeos (incluido España), Hong Kong y Estados Unidos mostró que, excepto en Rusia, los patógenos multirresistentes se propagan a un ritmo que no garantiza su perpetuación. La tuberculosis se transmite por vía aérea y los afectados la propagan cuando tosen, estornudan, hablan o escupen. Pero no todos los individuos tienen el mismo potencial para propagarla; dependerá del tipo de bacteria que contengan en su organismo. Hay cepas que se difunden más eficazmente, mientras que otras lo hacen a duras penas.
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