Antipsicóticos | 30 NOV 09

Eficacia y tolerabilidad del aripiprazol en pacientes con trastorno esquizoafectivo

El trastorno esquizoafectivo incluye síntomas característicos de esquizofrenia y de trastorno bipolar. Ambos trastornos pueden mejorar mediante la administración de determinados antipsicóticos cuyo empleo en pacientes con trastorno esquizoafectivo resulta razonable.
Autor/a: Dres. Glick I, Mankoski R, Assunção-Talbott S y colaboradores Journal of Affective Disorders 115(1-2):18-26, May 2009

Introducción y objetivos

De acuerdo con los criterios diagnósticos incluidos en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el trastorno esquizoafectivo incluye la presencia concomitante de síntomas característicos de esquizofrenia y de trastornos afectivos. De hecho, el trastorno esquizoafectivo puede considerarse parte de un espectro de enfermedades en cuyos extremos se ubican la esquizofrenia y el trastorno bipolar. En términos de evolución, tratamiento, desempeño e índices de hospitalización, los pacientes con trastorno esquizoafectivo presentan ventajas frente a los esquizofrénicos. No obstante, el trastorno esquizoafectivo es una entidad significativamente debilitante que sigue un curso caracterizado por recaídas e internaciones. Desde una perspectiva epidemiológica, el trastorno es relativamente frecuente.

El tratamiento de este tipo de pacientes depende de la sintomatología e incluye la administración de antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo. Según lo informado, el empleo de valproato y antipsicóticos atípicos es creciente en sujetos con trastorno esquizoafectivo, en tanto que el uso de litio y antipsicóticos típicos es cada vez menos frecuente. Esto se debe a la información obtenida sobre la seguridad y eficacia de los agentes atípicos. Dado que el empleo de este tipo de antipsicóticos resulta útil en pacientes que presentan cambios del estado de ánimo -como el trastorno bipolar-, su administración en individuos que sufren trastornos con componentes afectivos y psicóticos resulta razonable. De hecho, los antipsicóticos atípicos son considerados drogas de primera línea para el tratamiento de los pacientes con trastorno esquizoafectivo.

El aripiprazol es un antipsicótico atípico con un perfil de acción diferente comparado con los agentes conocidos hasta el momento. Ejerce un agonismo parcial sobre los receptores dopaminérgicos D2. Esto le permite funcionar como agonista o antagonista según la concentración cerebral de dopamina y asociarse con un riesgo bajo de efectos adversos extrapiramidales. Además, la droga es agonista parcial de los receptores serotoninérgicos 5-HT1A, lo que genera un efecto ansiolítico. Por último, el antagonismo de los receptores 5-HT2A provocado por el aripiprazol, resulta en una mejoría de los síntomas negativos de la esquizofrenia. En estudios anteriores se informó que este fármaco es eficaz, seguro y bien tolerado por los pacientes esquizofrénicos, bipolares tipo I y depresivos. Por lo tanto, es esperable que la droga tenga un efecto similar en sujetos con trastorno esquizoafectivo. El objetivo del presente estudio fue evaluar la eficacia, seguridad y tolerabilidad del aripiprazol en pacientes con trastorno esquizoafectivo.

Pacientes y métodos

El presente estudio se realizó sobre la base de los resultados de dos ensayos aleatorizados, a doble ciego y controlados con placebo efectuados en pacientes con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo. El objetivo de dichos estudios había sido evaluar la eficacia y seguridad del tratamiento con aripiprazol en individuos que debieron ser hospitalizados por presentar una recaída. Los pacientes tenían entre 18 y 65 años. En el análisis actual sólo se tuvo en cuenta la información correspondiente a los sujetos con trastorno esquizoafectivo. Todos habían respondido con anterioridad al tratamiento con un antipsicótico diferente de la clozapina. Sólo se incluyeron pacientes con un puntaje total mayor o igual que 60 en la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS) y mayor o igual que 4 en la subescala correspondiente a los síntomas psicóticos.

Los participantes de ambos estudios fueron evaluados periódicamente. El parámetro principal de eficacia fue el cambio del puntaje total de la PANSS, desde el inicio hasta el final de los ensayos. En segundo lugar, se consideró el puntaje de las subescalas de síntomas positivos y negativos y de psicopatología general de la PANSS. También se consideró el resultado de las escalas Clinical Global Impression-Severity of Illness (CGI-S) y Clinical Global Impression-Improvement (CGI-I) y el índice de respuesta al tratamiento. La seguridad de la terapia se evaluó según la aparición de efectos adversos. Los síntomas extrapiramidales se valoraron mediante la Simpson Angus Rating Scale (SAS), la Barnes Acatisia Rating Scale (BAS) y la Abnormal Involuntary Movements Scale (AIMS). Asimismo, se evaluaron los signos vitales y se efectuaron análisis electrocardiográficos y de laboratorio que incluyeron la determinación de los niveles de prolactina.

Resultados

Un total de 179 pacientes con trastorno esquizoafectivo fueron distribuidos aleatoriamente para recibir aripiprazol o placebo. No se observaron diferencias significativas entre los participantes de ambos estudios al evaluar las características demográficas y clínicas. La administración de aripiprazol se asoció con un índice mayor de continuidad del tratamiento respecto de la administración de placebo, independientemente de la dosis del antipsicótico. El 55% de los pacientes asignados al aripiprazol completó las 4 semanas de tratamiento a doble ciego. La mayoría de las interrupciones tuvieron lugar durante las dos primeras semanas de terapia y se relacionaron con la aparición de efectos adversos y la falta de eficacia.

 

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