Hábitos alimentarios saludables | 27 AGO 09

Desarrollo de la conducta alimentaria en las primeras etapas de la vida

La conducta alimentaria es muy compleja, comienza a moldearse desde el inicio de la vida y una vez establecido un patrón alimentario es muy difícil modificarlo. Su rol en la prevención de la Obesidad.
Autor/a: Dres. Dra Débora Setton, Dr. Pablo Duran 

La conducta alimentaria es muy compleja, comienza a moldearse desde el inicio de la vida y una vez establecido un patrón alimentario es muy difícil modificarlo, tanto a nivel individual como poblacional. Por eso, actualmente se estudian con tanto interés los factores que influyen en su desarrollo, ya que sería ideal poder detectar qué características son protectoras de la obesidad y cómo promoverlas.

La consulta pediátrica es una oportunidad para promover hábitos alimentarios saludables, entre ellos los de alimentación. Las características de los alimentos ofrecidos, en cuanto a su calidad, cantidad, textura, composición nutricional y seguridad alimentaria son aspectos que se toman en cuenta. Sin embargo la actitud materna durante la alimentación, es otro factor fundamental a considerar a la hora de promover una conducta alimentaria saludable. Es decir que no sólo es importante qué darle sino también cómo dárselo.

En el inicio de la vida, la alimentación, el contacto corporal y los cuidados afectivos forman parte del mismo vínculo entre el bebé y la mamá. Cuando se estudia la actitud materna, suele observarse que las madres que amamantaron a sus hijos controlan menos la ingesta de éstos en los primeros años de vida.

La experiencia de la lactancia hace que las madres estén más atentas a las señales del niño con respecto al inicio, duración y finalización de la comida, siendo el niño el que reclama el alimento (“el que no llora no mama”), succiona con más o menos presión determinando la velocidad de la ingesta y el volumen, y suelta el seno materno cuando está satisfecho. Durante la lactancia se crean las condiciones para que el bebé sea el que regule su propia ingesta, y la madre esté atenta a reconocer las señales de hambre y saciedad de su hijo.

El reconocimiento del hambre y la saciedad y la autorregulación de la ingesta se van perdiendo a medida que crecen, por eso es importante “entrenar” al niño a detectar estas señales fisiológicas y respetarlas desde el inicio de la alimentación complementaria. En esta etapa el rol de la madre o del cuidador “marcan” la conducta alimentaria.

Formas de alimentar a los niños

La conducta alimentaria se va formando a lo largo de las experiencias del niño con la comida y su interacción con el medio. El reconocimiento del hambre y la saciedad y la autorregulación de la ingesta se van perdiendo a medida que crecen, por eso es importante “entrenar” al niño a detectar estas señales fisiológicas y respetarlas desde el inicio de la alimentación complementaria. En esta etapa el rol de la madre o del cuidador “marcan” la conducta alimentaria.

Existen diferentes estilos en la forma de alimentar a los niños pequeños, que dependen de factores culturales y de las actitudes de la madre o el cuidador.

Pueden reconocerse 5 formas principales:

1. Perceptiva: los padres están atentos a las respuestas del niño, reconocen y respetan las señales de hambre y saciedad, pero cuidan la calidad nutricional de lo que le ofrecen. Es decir ellos deciden “qué” y el niño “cuánto”.

La OMS recomienda  como principios básicos de la alimentación perceptiva:

a) alimentar a los lactantes y ayudar a los niños mayores cuando comen por sí solos, respondiendo a sus signos de hambre y saciedad.

b) alimentarlos despacio y con paciencia, estimulándolos a comer, pero sin forzarlos.

c) si rechazan varios alimentos, experimentar con combinaciones, sabores, texturas y animarlos a comer.
 
d) minimizar las distracciones durante la comida.

e) hablarles y mantener el contacto visual. Esta es la forma ideal de relacionarse con el niño.

2. Con Presión: en esta modalidad, los adultos presionan para que coma la cantidad que ellos consideran adecuada, estimulándolo a comer hasta finalizar la porción, sin tener en cuenta las respuestas del niño.

También se refiere a los padres que obligan a sus hijos a comer los alimentos que consideran saludables con el fin de desplazar la ingesta de alimentos de baja calidad nutricional.

 

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