Las opiniones destacadas | 11 AGO 09

¿Qué es "Amar"? IV

Con motivo del encuentro IntraMed del 20 de Agosto "Amar" consultamos a: Denise Najmanovich, Ricardo Coler, Diego Golombek, Amalia Pati, Mercedes Trassens, Manfredo Teicher, Diana Cohen Agrest, Luis Chiozza.
INDICE: 

Ricardo Coler (Escritor: "Ser una Diosa", "El reino de las mujeres", "Eterna juventud" director de la revista  "Lamujerdemivida") Es uno de los disertantes del encuentro IntraMed "Amar".

“Un hombre conoce a una mujer, se enamoran, se casan, tienen hijos, viven juntos para toda la vida. ¿Es así? ¿Es realmente así? O acaso vivimos detrás de un ideal al que nunca alcanzamos creyendo que somos nosotros los que fallamos cuando en realidad es un objetivo imposible. ¿Cómo se las arreglan en otras sociedades que no conocemos? Hacer coincidir el amor y la pareja es un intento de nuestra cultura. ¿Un intento exitoso?”
 
 

Dr. Diego Golombek (biólogo, investigador del CONICET. Director de la colección “Ciencia que ladra”, Siglo XXI editores).

Cuando decimos "amar": ¿todos entendemos lo mismo?

No, porque el término definitivamente involucra diferentes sentidos. Seguramente en el marco de un mismo contexto entendamos lo mismo. En castellano, amar se refiere al amor romántico, con excepciones como el amor filial, o el amor a la naturaleza u otras abstracciones como el amor a la patria.

¿Cuál es su definición del verbo "amar"?

La fisiológica involucra activación del sistema nervioso autónomo, sudoración, aumento de frecuencia cardíaca y respiratoria, activación de determinadas áreas cerebrales. La personal incluye sentir una prolongación de uno mismo en el otro, sentir que algo cae en su lugar.

¿Qué se ama cuando se ama?

Una sensación, una imagen, un cuerpo, una sombra, un pasado, un futuro.

¿Existen formas "normales" y "patológicas" de amar?

Sí, si le damos el mismo nombre. Como toda búsqueda de recompensa, superado un límite se vuelve patológica y adictiva.


 
Dr. Manfredo Teicher   (psicoanalista / artista plástico)

Creo que es uno de los mitos más valorados en la cultura humana.

Si pienso (y digo) que el AMOR es el deseo de esclavizar al objeto amado, no sé si me dejarán agregar que cuando dos personas quieren esclavizar y dejarse esclavizar por la otra, están viviendo uno de los momentos más hermosos de la vida.

El objeto amado no tiene la libertad de elegir cómo ser feliz.

El que ama, desea la felicidad del objeto amado. Pero éste debe ser feliz únicamente con el que lo ama. Y cómo y dónde el amante lo decide. El que es amado, si también ama al que ama, intenta adivinar y satisfacer al amado.

Lo extraño es que no es tan difícil que esto se cumpla. Por lo menos, por un tiempo.
Pero también explica que esta extraña "patología" se cura sola. El único remedio que nunca falta para "curar" esta hermosa locura, es el tiempo.

Es una de las más deseadas pero también una de las más efímeras manifestaciones de la locura humana.

Y agrego que en una pareja, es más importante el respeto mutuo, algo muy distinto al amor (que no respeta a nadie).

Freud decía que sólo en dos circunstancias no se aceptan excusas por llegar tarde: en el servicio militar y en una cita de amantes.

Manfredo Teicher
www.manfredoteicher.com.ar
didacta de la As. Psicoanalítica Argentina (APA)


Dra. Denise Najmanovich (epistemóloga)

Cuando decimos "amar": ¿todos entendemos lo mismo? 

Por supuesto que no. Pero esto no es una peculiaridad del amor, sino del lenguaje. Nunca decimos ni entendemos lo mismo porque las palabras no tienen un significado definitivo anterior a su utilización. Cobran sentido en la corriente de la vida, en la conversación y en un contexto dado, dentro de una historia relacional.


¿Cuál es su definición del verbo "amar"?

No me gustan las definiciones, menos aún las que pretenden estar describiendo objetivamente cuando lo que hacen es estipular normativamente. Prefiero jugar otro juego: aceptar que el lenguaje es un modo de expresión de la experiencia humana y no una representación pura de un mundo exterior. Me gusta mucho que la pregunta sugiera esta posibilidad ya que piden la definición personal y no busca un supuesto sentido universal.  

Propongo que nos atrevamos a hacer distinciones, crear configuraciones, producir narraciones que reconociendo que nacen de nuestra experiencia personal puedan encontrarse con las de otros, enriquecerse mutuamente, entrar en tensión, abrir universos de pensamiento. Si no te gustan mis propuestas, si son muy complicadas o demasiado simples, si te parece que eluden algún aspecto de tu experiencia (no del mundo en sí porque ese no tiene “voceros”), podes mejorarlas, o crear otras.

Yo voy a tomar dos prestadas dos “ideas generativas” y aportar un condimento que considero imprescindible para pensar –que no definir- la experiencia amorosa. 

  • La primera es de Spinoza: “Amor es la alegría acompañada por la idea de una causa exterior”.
     
  • La segunda de Maturana:  “El amor es la aceptación del otro como legitimo otro en la convivencia”.  
     
  • Condimento Najmanovich: “El amor es la energía que fluye en los vínculos. El amor es siempre erótico, es atracción y ligadura”.

Las tres destacan que el amor existe en el espacio relacional, pero no solo eso: el espacio relacional es creado por el amor. Una bella paradoja que organiza todo el universo.  Amar es componer relaciones que crean mundos de convivencia. Es el aspecto atractivo, alegre y potente del vivir.

La legitimidad es crucial: el otro no tiene que justificar su existencia, ni yo se lo pido. Aceptamos nuestra afección mutua como se da. No amamos una persona porque es buena, o linda, o interesante… resulta buena, linda e interesante porque la amamos.

El amor expande la bella alquimia de la afinidad: crea conexiones, asocia, compone.
La “causa exterior” que produce la emoción amorosa puede ser cualquier cosa que deje una huella en nosotros: muchas veces otra persona, pero también la comida, o una planta, un objeto cualquiera, un aroma. El erotismo no tiene límites pre-establecidos ni fijos, es siempre móvil en la danza de la vida.


¿Podría sintetizarnos la perspectiva que su disciplina tiene sobre el tema?

El amor, por suerte, no es un tema disciplinario…es por naturaleza indisciplinado, vital. Ninguna disciplina lo había reclamado como objeto hasta hace muy poco tiempo: estaba en el punto ciego del pensamiento disciplinario. Sin embargo, en estos momentos en que los paradigmas racionalistas clásicos están en plena disolución los biólogos, los investigadores en ciencias cognitivas, y los psicólogos han “descubierto” que las emociones y los sentimientos no son una mera decoración de la existencia ni una deplorable desviación de la pureza del pensamiento y por lo tanto comienzan a resultar interesantes. Me alegra tanto como me preocupa este “hallazgo científico” pues buena parte de los investigadores sigue aún hechizado por el pensamiento mecanicista que es incapaz de comprender la vitalidad de la vida (valga la redundancia). Me consuela pensar que mientras el abordaje se mantenga dentro de las prácticas disciplinarias el amor se les escapará pero me temo que en el camino perdamos la oportunidad de pensar el amor amorosamente en lugar de intentar depurarlo rigurosamente.

 
¿Qué se ama cuando se ama?

El efecto que produce el otro en mí (sea lo que fuere el otro). La sensación del aumento de potencia que se da en el encuentro, la alegría que genera.

No son las virtudes de una persona las que concitan amor, es su efecto sobre nosotros su impacto imaginario, el voltaje de la atracción, la sinergia del encuentro. Tomo prestadas las palabras de René Daumal: “Pero el hecho de ser dos, todo lo cambia. Y no es que la tarea se vuelva dos veces más fácil, no: de imposible se vuelve posible.”


¿Existen formas "normales" y "patológicas"de amar?

La distinción normal/patológico es una de las formas en que la modernidad expresa lo que antaño se reservaba a la religión y la moral. Del fundamento divino hemos pasado al científico, pero se huele a lo lejos el aroma del juicio. Los nuevos mandamientos no estan más a cargo del sacerdote sino de los “expertos”. Es la forma que las tablas de la ley han tomado en la sociedad secular, solo que ahora en lugar del al revelación creemos en la demostración.

La distinción entre lo normal y lo patológico es el fruto de un desliz: el que va de la descripción de frecuencias al establecimiento de normas y modelos. Esa caída en el tobogán semántico hace que confundamos un juicio humano (culturalmente construido, local y efímero) con la estructura de la naturaleza, a la que para colmo de males, se supone exterior e independiente.

Resulta interesante destacar que en nuestros tiempos cada quien llama ciencia a su creencia y error a la de los demás. Todos están profundamente convencidos de que su verdad es la única posible y que su saber está sólidamente fundamentado. En el campo de lo humano este fundamentalismo es particularmente preocupante y la distinción normal/patológico es el vehículo privilegiado de los prejuicios instituidos. Esto no significa que algunas conductas, prácticas, modos de vida no resulten repugnantes a mi gusto (o al de otros) solo que algunos se arrogan la decisión de definir a-priori cuáles son (claro que cada “tribu paradigmática” baraja sus cartas, organiza sus casilleros y estable sus distinciones de otro modo…en lo único que coinciden es en la convicción de que la propia es la correcta).

 

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