Siete décadas de estudios | 25 MAY 09

Cuando la intoxicación etílica no se nota

Con menos de 1,5 g/l de alcohol en sangre no todos muestran síntomas de estar borracho. Los problemas de concentración duran hasta 14 horas después de las copas.

ISABEL F. LANTIGUA

MADRID.- Individuos que hablan con fluidez, caminan sin hacer ''eses'', mantienen su capacidad de atención aparentemente intacta y, sin embargo, están borrachos como cubas. Una revisión de estudios realizados a lo largo de las últimas siete décadas revela que, a veces, la intoxicación etílica no es reconocible a simple vista. Esto dificulta su detección y aumenta las probabilidades de que se produzcan accidentes de tráfico mortales, entre otras cosas.

"Es importante aprender a reconocer una intoxicación por alcohol, primero por las consecuencias para la salud que puede tener y, segundo, porque puede ayudarnos a tomar decisiones como permitir a una persona conducir o no, acompañarle a casa o, simplemente, no dejar que se tome la última copa", explica John Brick, de la Universidad de Texas y coordinador del trabajo, que se publica en la revista ''Alcoholism: Clinical & Experimental Research''.

Para empezar, Brick señala que una cosa es lo que se denomina ''intoxicación obvia'', que significa que si una persona ha bebido mucho alcohol debería estar obviamente intoxicado y otra muy distinta es que esa intoxicación sea visible, es decir, que se manifieste con cambios bruscos de humor, dificultades para mantener la coordinación y el equilibrio, habla defectuosa, etc. Cuando esto no es así, supone un reto identificarla.

En prácticamente todas las personas la intoxicación etílica es ''visible'' y reconocible cuando la concentración de alcohol en sangre supera los 1,5 g/l -el límite permitido en España para conducir es de 0,25 g/l-. Pero cuando la cantidad es menor, reconocer la intoxicación es más complicado porque entran en juego muchos factores, como la edad, la genética, la tolerancia al alcohol, la complexión física o la existencia de patologías crónicas.

"Una mujer pequeña puede llegar a los 1,5 g/l con cuatro copas, mientras que un hombre corpulento necesitará, al menos 10 o 12 bebidas para llegar a esa concentración", explica Brick. "Sin embargo, no quiere decir que con cuatro copas este hombre pueda coger un coche, aunque aparentemente esté bien", matiza el investigador.

Diversos estudios han comprobado que 0,2 g/l de alcohol en sangre ya afecta a las habilidades cognitivas, sobre todo en los más jóvenes. Cuando el organismo ya presenta 0,5 g/l de alcohol, las posibilidades de que el individuo en cuestión se vea involucrado en un accidente si se pone al volante aumentan un 100%.
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