Entrevista a Francisco Alonso Fernández | 31 MAR 09

'Los niños se deprimen, y también los bebés'

Fue el promotor en 1975 de la única cátedra de Psiquiatría Infantil existente en España. Es catedrático de psiquiatría médica de la Universidad de Sevilla y de la Complutense. Para este especialista, la infancia es el marco y la fuente de la depresión del adulto.

PATRICIA MATEY

Este artículo no dispone del espacio suficiente para poder enumerar en él uno a uno los cargos y la extensa obra de uno de los psiquiatras españoles más reconocidos fuera y dentro de nuestras fronteras. Al menos sí destacar que Francisco Alonso Fernández, 85 años y natural de Oviedo, es catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Sevilla y de la Universidad Complutense de Madrid, de la que es catedrático emérito desde 1990. Miembro de la Real Academia Nacional de Medicina , ha publicado cerca de medio millar de trabajos en revistas científicas españolas y extranjeras, además de 48 libros.

Este "hijo de republicanos", como se autodefine, acaba de pasar por el Instituto de España donde ha participado en el ciclo de conferencias ''Las cuatro dimensiones del enfermo depresivo''. Reconoce que "la infancia es el marco y la fuente de la depresión del adulto. En mi caso, afortunadamente, superé los traumas de mi niñez. Durante y después de la guerra, nos llamaban ''los muertos''. No éramos nada, ni teníamos nada. Los menores con infancias ''marcadas'' tienen más posibilidades de ser adultos deprimidos", determina.

Pregunta. Si la enfermedad mental también se produce en los niños y es distinta a la de los adultos, ¿por qué en España no existe la especialidad de psiquiatría infantil?

Respuesta. Qué puedo opinar yo de este tema si la única cátedra de psiquiatría infantil que existe en nuestro país la promoví en 1975, en la Universidad de Sevilla. Con esto se lo estoy diciendo todo. Desgraciadamente, no ha cundido el ejemplo.

P. Todavía hay demasiadas personas que creen que los pequeños no tienen esta enfermedad.

R. Los niños se pueden deprimir, y también los bebés. Cuando un lactante tiene llanto injustificado, no se comunica con sus padres (no mira, no sonríe...) y está desfallecido, sin energía, estamos ante un bebé con una posible depresión. Una investigación que he querido promover y que aún no se ha hecho es la de indagar en la infancia de los adultos con depresión para saber cómo eran de pequeños... Seguro que nos encontrábamos con cosas muy interesantes.

P. Y en un niño, ¿cómo se reconoce la enfermedad?

 

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