En Argentina | 26 MAR 09

Reemplazo valvular aórtico percutáneo

Los primeros casos.

Sebastián A. Ríos

Sólo se necesitan unos pocos segundos "entre diez y quince" para que los médicos realicen la delicada maniobra de colocar una válvula artificial allí donde la arteria aorta emerge del corazón. Durante ese lapso, el corazón no late, contenido por un marcapasos. Pero con el primer latido la nueva válvula entra en funcionamiento y la estenosis de válvula aórtica, afección que padece entre el 3 y el 5% de los mayores de 65 años, queda resuelta.

Este nuevo procedimiento, llamado reemplazo valvular aórtico percutáneo, que se practicó ayer por primera vez en la Argentina, ofrece una opción no quirúrgica de tratamiento para pacientes que, por su edad avanzada o por padecer otras afecciones que aumentan el riesgo operatorio, no son candidatos para una cirugía de recambio valvular, con la que se trata habitualmente la estenosis de válvula aórtica.

Ayer, dos pacientes con estenosis aórtica fueron tratados mediante este nuevo procedimiento en el hospital Fernández y en el Italiano. Hoy, otros tres, uno en la Fundación Favaloro y dos en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), se verán beneficiados por esta nueva técnica, que evita los riesgos asociados a una cirugía cardíaca, ya que se hace del mismo modo que una angioplastia.

"Esta modalidad de tratamiento, en la que el instrumental se introduce a través de las arterias, ofrece una opción menos invasiva para los pacientes de alto riesgo: no requiere abrir el tórax del paciente ni utilizar circulación extracorpórea, es menos complicada y más rápida", dijo a LA NACION el doctor Eberhard Grube, jefe del Departamento de Cardiología y Angiología del Centro del Corazón Siegburg, de Alemania.

Grube participó del desarrollo de las válvulas aórticas y actualmente se encuentra en Buenos Aires, para participar de las primeras cirugías de reemplazo percutáneo, y asistir a los equipos médicos de las citadas instituciones donde se realizaron o se realizarán los primeros casos.

En aumento

"La estenosis de válvula aórtica se produce por la calcificación de las hojas que forman la válvula, que son las que se abren para que salga la sangre del corazón y que luego se cierran para impedir que retroceda. Cuando se vuelven tan duras, que no se abren, sale poca sangre del corazón y los pacientes experimentan síntomas como fatiga, dolor de pecho y dificultad para respirar", explicó el doctor Oscar Méndiz, jefe del Departamento de Cardiología Intervencionista de la Fundación Favaloro.

"La estenosis aórtica está en aumento en todo el mundo, por el aumento de la expectativa de vida -agregó el doctor Jorge Belardi, director del Departamento de Cardiología Intervencionista del ICBA-. Su tratamiento es el reemplazo de la válvula mediante una cirugía, pero el problema es que, llegada cierta edad, el riesgo de mortalidad asociado con la cirugía de reemplazo de válvula es muy alto (está por encima del 10%), lo que impide tratar a muchos pacientes. Pero sin tratamiento, la enfermedad produce gran discapacidad y un elevado riesgo de vida."

"Hace unos cuantos años, se comenzó a probar el introducir un balón en la válvula aorta para dilatarla [del mismo modo en que se dilata un vaso sanguíneo en una angioplastia], pero el problema es que, al año, en el 100% de los pacientes volvía a cerrarse", recordó Mendiz.

La solución llegó de la mano del desarrollo de prótesis valvulares como las implantadas ayer en la Argentina, en las que una válvula biológica (de tejido cardíaco porcino) se encuentra montada en el interior de un stent metálico autoexpandible. (ver ilustración). La primera fue colocada en 2002 y desde entonces hay más de 5000 reemplazos consignados en la bibliografía médica.

 

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