Una asociación de riesgo | 07 ENE 09

Aumento del riesgo de eventos cardíacos en presencia de ansiedad y depresión

La presencia de trastorno de ansiedad generalizada y trastorno depresivo mayor predice aumento del riesgo de eventos adversos cardíacos graves en pacientes con enfermedad coronaria estable.
Autor/a: Dres. Frasure Smith N, Lespérance F Fuente: SIIC Archives of General Psychiatry 65(1):62-71, Ene 2008

Introducción y objetivos

Existen pocos datos acerca de la importancia de los trastornos de ansiedad, especialmente del trastorno de ansiedad generalizada (TAG), respecto de la evolución de los pacientes con enfermedad coronaria (EC). Tampoco se prestó atención especial a las consecuencias pronósticas de la coexistencia entre la depresión y la ansiedad. No obstante, se plantea que los correlatos fisiopatológicos de la ansiedad y la depresión pueden contribuir con la aparición de aterosclerosis. De acuerdo con lo referido por los pacientes, la ansiedad y la depresión se encuentran muy relacionadas. Asimismo, el TAG y la depresión tienen muchas características en común. Se estima que la comorbilidad entre ambos trastornos varía entre el 25% y 50% o más. Los pacientes con ambos trastornos serían más difíciles de tratar y tendrían más probabilidades de presentar un curso crónico. En un estudio reciente se informó que casi la mitad de los pacientes presentan depresión ansiosa, con cuadros más graves y duraderos en comparación con aquellos con trastorno depresivo mayor (TDM) sin síntomas de ansiedad asociados. Tanto el TAG como el TDM presentan un curso fluctuante y alternante, tienen componentes genéticos en común y responden al tratamiento antidepresivo.

En estudios anteriores se informó que los datos que permiten relacionar los síntomas de ansiedad con las afecciones cardíacas son escasos. Asimismo, en general no se observó una relación entre la presencia de ansiedad y el pronóstico cardíaco. No obstante, también se informó que en pacientes con EC la presencia de ansiedad se relaciona con un pronóstico más favorable debido a que los pacientes ansiosos buscan más atención médica. En sólo pocos ensayos se observó que la presencia de síntomas de ansiedad empeora el pronóstico a largo plazo en pacientes con antecedente de infarto de miocardio y aumento del riesgo asociado con los síntomas de ansiedad independientemente de la presencia de síntomas depresivos.

En el presente estudio se evaluó la relación entre el diagnóstico de ansiedad y depresión efectuado según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) y lo referido por los pacientes con antecedente de síndrome coronario agudo. Asimismo, se evaluó la aparición de eventos adversos cardíacos graves (EACG) durante los 2 años subsiguientes y se evaluó si la coexistencia de ansiedad y depresión aumenta el riesgo en comparación con la presencia de una de las enfermedades.

Pacientes y métodos

Se incluyeron 811 pacientes de ambos sexos que habían sido hospitalizados y sometidos a procedimientos de cateterismo cardíaco debido a la presencia de síndrome coronario agudo. Luego de 2 meses del alta hospitalaria se llevó a cabo una evaluación clínica y de laboratorio y se evaluó la presencia de síndrome metabólico. Asimismo, los pacientes completaron el Beck Depression Inventory II (BDI-II) y la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS). Luego, un especialista entrenado evaluó a los pacientes mediante la Structured Clinical Interview for DSM-IV. Se obtuvieron los datos correspondientes a las hospitalizaciones, procedimientos y consultas médicas. El objetivo principal fue detectar la aparición de EACG durante los 730 días posteriores a la entrevista inicial. En cuanto al análisis estadístico, se utilizó el modelo de regresión logística para evaluar los cocientes de posibilidades (OR [odds ratio]) de presentar 1 o más EACG asociados con ansiedad y depresión durante el período de seguimiento de 2 años.

Resultados

El 13.7% de los participantes reunió los criterios para el diagnóstico de un trastorno del estado de ánimo, de ansiedad o de abuso o dependencia de sustancias. El 7.1% y 5.3% presentaba TDM o TAG, respectivamente. De acuerdo con los resultados del BDI-II y la HADS, el 27.4% y el 41.4% de los pacientes, respectivamente, presentaron síntomas depresivos significativos. Según el análisis efectuado, el BDI-II es una herramienta más adecuada para detectar la presencia de depresión en comparación con la detección de ansiedad, que se verificó al observar la elevada sensibilidad para la detección del TDM en comparación con la detección del TAG. En cuanto a la HADS, la predicción del TDM y el TAG fue similar, aunque la sensibilidad para detectar este último fue tan elevada como la verificada al aplicar el BDI-II para detectar la presencia de TDM. La HADS fue más adecuada para evaluar tanto la depresión como la ansiedad en comparación con el BDI-II, que es más apropiado para evaluar la depresión.

Los puntajes correspondientes a la depresión y a la ansiedad fueron superiores entre los pacientes más jóvenes. Las mujeres presentaron una probabilidad mayor de reunir los criterios para el diagnóstico de TDM. Asimismo, obtuvieron puntajes más elevados en el BDI-II y en la HADS. En cambio, no difirieron en comparación con los hombres respecto de la prevalencia de TAG. El síndrome metabólico se asoció con la presencia de depresión pero no de ansiedad. La mayoría de los parámetros de evaluación de depresión y ansiedad se relacionaron significativamente con el tabaquismo, el nivel de triglicéridos y el uso de antidepresivos y benzodiazepinas. El tratamiento con nitratos de acción prolongada sólo se asoció con los resultados de los cuestionarios autoaplicados. En cambio, no se observó una relación entre este tratamiento y las categorías diagnósticas.

El 14.3% de los participantes presentó al menos un EACG durante los 2 años posteriores a la entrevista inicial. Todos los parámetros de evaluación de los síntomas de depresión y ansiedad predijeron significativamente la aparición de EACG. Ninguna de las interacciones entre el sexo y el nivel inicial de depresión o ansiedad predijeron sustancialmente la aparición de un EACG. No obstante, la cantidad de mujeres incluida fue escasa para obtener conclusiones definitivas. Entre otros factores predictivos significativos de EACG se incluyeron la edad avanzada, los antecedentes cardíacos, el aumento de la tensión arterial, la cantidad de medicamentos prescritos y las variables que reflejan el riesgo de isquemia (uno o más vasos cardíacos principales obstruidos luego de la revascularización y prescripción de nitratos de acción prolongada).

 

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