Terapia cognitivo-conductual | 03 DIC 08

Respuestas a algunas objeciones y críticas a la terapia cognitivo-conductual

Es la estrategia de intervención clínica más utilizada y con mejores resultados en todo el mundo. No obstante aun persisten una gran cantidad de objeciones y críticas hacia ella.
Autor/a: Dr. César Sparrow Leiva1. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Perú Vol. 4. Número 1. 2008. pág. 57-65

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un modelo de intervención o tratamiento de muy diversos trastornos psicológicos. Es la estrategia de intervención clínica más utilizada y con mejores resultados en todo el mundo. Opera sobre las conductas, los pensamientos, las emociones y las respuestas fisiológicas disfuncionales del paciente. Consta de 3 fases o etapas: la evaluación, la intervención propiamente dicha, y el seguimiento. Se apoya en 4 pilares teóricos básicos: los aprendizajes clásico (Pavlov, Watson), respondiente / operante (Skinner), social (Bandura) y cognitivo (Beck, Ellis)2.

¿Para qué es útil la Terapia Cognitivo-Conductual?

A la fecha, se han publicado centenares de estudios que indican la utilidad y efectividad de la TCC para numerosos trastornos psicológicos, e incluso físicos, alrededor del mundo. En 2001, Chambless & Ollendick revisan varias investigaciones que identifican intervenciones psicológicas empíricamente validadas o Tratamientos con Apoyo Empírico (TAE)3.

El estudio mostró que en las investigaciones compiladas, los procedimientos y técnicas cognitivos y conductuales son las intervenciones de elección específicas más útiles y efectivas para la mayor parte de los problemas de salud mental, tanto en adultos como en niños –a veces en combinación con la terapia farmacológica–. En adultos: en trastornos de ansiedad y estrés, como fobias social y específicas, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático; en trastorno bipolar y depresiones; en dependencia y abuso de sustancias, tabaquismo, cleptomanía, ludopatía, trastornos sexuales, parafilias, abusadores sexuales, trastornos de la personalidad, esquizofrenia y otras psicosis, trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia y bulimia, y trastornos del sueño. En niños: en trastornos de conducta, fobias, depresiones, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, enuresis, encopresis, trastornos de ansiedad y evitativo, retraso mental, autismo, etc. Asimismo, la TCC ha mostrado ser eficaz en la atención de algunas afecciones físicas como la demencia, los dolores crónicos por enfermedad reumática, los efectos colaterales de la quimioterapia para pacientes con cáncer; fibromialgia, diabetes, obesidad, migraña, entre otras*.

Críticas y Objeciones a la TCC:

• El tratamiento y la supresión de los síntomas son puramente superficiales; éstos retornarán más adelante o se sustituirán por otros

R: Gran cantidad de estudios de seguimiento ha mostrado que la mayoría de las veces este fenómeno no se produce

Las recaídas corresponden generalmente a trastornos en los cuales ninguna estrategia psicológica ha obtenido una eficacia significativa permanente, por ejemplo, en la esquizofrenia o el trastorno antisocial de la personalidad. Los índices de eficacia de la TCC para síndromes de altísima incidencia, como los trastornos de ansiedad, rondan el 90% de casos recuperados o muy mejorados en estudios de seguimiento a más de 2 años.

No obstante, en las adicciones a sustancias psicoactivas, los índices de eficacia bajan abruptamente; sólo el 50% de los pacientes atendidos en comunidades terapéuticas que operan con los principios de la TCC se mantienen abstinentes por más de 2 años. Aunque desalentadoras, estas cifras son las más elevadas que hasta la actualidad se han reportado en lo que a adicciones se refiere.

• La TCC es una intervención superficial porque sólo se dirige a atacar los síntomas o las conductas, mas no se ocupa de las causas de los mismos, a las cuales se subordinan

R: La TCC no ignora las causas de los síntomas

Las causas a menudo determinan la elección de las estrategias terapéuticas a utilizar. Sin embargo, es en el contexto de investigación, más que en el clínico, donde se procura identificar dichas causas. La clínica constituye el ámbito de aplicación de los conocimientos que han surgido y se han validado a través de la investigación.

La investigación provee de hipótesis y teorías explicativas acerca del comportamiento humano, las cuales se articulan según cada caso individual a fin de escoger las estrategias terapéuticas más apropiadas. A través de las entrevistas, tanto la evaluación, primera fase de la terapia, como una anamnesis o historia clínica detallada, nos ayudan a comprender mejor la historia de aprendizaje y las causas que originaron y mantienen los problemas particulares que presenta el cliente.

• La TCC, al igual que el Conductismo, es mecanicista; ellos sólo se ocupan de «conductas» y de relaciones de Estímulo - Respuesta entre fenómenos, mas no de la subjetividad o de los aspectos más profundos y complejos de cada individuo; por lo tanto proponen paquetes con soluciones homogéneas, cosificadoras y totalizadoras, desconociendo o ignorando las particularidades personales

R: No se ignoran las particularidades, los aspectos internos ni la subjetividad

Pero se cuestiona que los contenidos subjetivos tengan un estatuto especial, exclusivo o diferente de la conducta, ya sea ésta observable, verbal (lenguaje) o encubierta (pensamientos). El conductismo, en su vertiente operante, más que una psicología E→R, vendría a ser una R→E: Es la propia conducta la que genera las contingencias y los estímulos discriminativos activadores de respuestas (EDs). El sujeto se comporta y las consecuencias de sus acciones lo influyen recíproca e interactivamente.

La dificultad del estudio científico de los fenómenos mentales “subyacentes” estriba en su inaccesibilidad a la observación, la medición y el registro. El lenguaje, la conducta verbal, su adquisición y funciones, dan cuenta de los fenómenos mentales internos. El conductismo trata los aspectos subjetivos como funciones del lenguaje o conducta verbal. La noción de “inconsciente” es innecesaria para el análisis funcional de los problemas a tratar. No obstante, un punto flaco de las “terapias conductistas” ha sido su descuido en el abordaje de los trastornos de la personalidad, situación que ya se revierte de un tiempo a esta parte.

• Las investigaciones que «demuestran» la supuesta eficacia de la TCC están sesgadas, ya que son efectuadas o son auspiciadas por grupos [de poder] interesados en favorecer la modalidad de terapia que más les conviene, o bien tienen direccionalidades políticas/económicas discriminatorias o explotadoras

R: Las revisiones e investigaciones publicadas proceden de muchas partes del mundo

Prácticamente no hay región del mundo donde no se hayan realizado estudios de eficacia de terapias; hay centenares –elaborados por investigadores de muy diversas instituciones y varias nacionalidades–, desde los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y el resto de Europa, hasta la China comunista, Hong Kong, Japón y varios otros países del Asia. Los estudios de efectividad de las terapias psicológicas son aún escasos en África y varios países de América Latina; condición que se espera cambie en un futuro próximo4.

 

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