El Nuevo libro del Dr. Luis Chiozza | 02 NOV 08

"Por qué nos equivocamos"

"Siempre, la realidad es un buen negocio"

Entrevista al Dr. Luis Chiozza con motivo de la aprición de su nuevo libro "Por qué nos equivocamos" en la editorial Libros del Zorzal.

"Siempre, la realidad es un buen negocio" Psicoanalista reflexivo, habla de celos, rivalidad y nueva biología.

"Hay unas palabras de Mahatma Gandhi que arrojan algo de luz sobre por qué nos equivocamos. Dijo: "Cuida tus pensamientos, porque se transformarán en actos. Cuida tus actos, porque se transformarán en hábitos. Cuida tus hábitos, porque determinarán tu carácter. Cuida tu carácter, porque determinará tu destino, y tu destino es tu vida", apunta el psicoanalista Luis Chiozza, autor del libro ¿Por qué nos equivocamos?

"Equivocarse, en esencia, es tomar una cosa o un camino por otro. Sin embargo, a veces, como lo prueba el psicoanálisis, estos errores son actos fallidos. Un amigo me pide un libro prestado, pero yo no puedo encontrar la llave de la biblioteca. Curiosamente, cuando mi amigo se va encuentro la llave que había guardado en un sitio distinto del habitual. En realidad no se trata de un error, sino de un modo disimulado de cumplir con un propósito inconsciente, ¡no prestarle el libro a mi amigo!", ríe.

Chiozza es asesor de las universidades de Roma y Milán. Presidente honorario del Instituto Arminda Aberastury de Perugia, y director del Centro Weizsaecker de Consulta Médica y del Instituto de Docencia e Investigación de la Fundación Luis Chiozza. En 1996 recibió el Premio Konex en Psicoanálisis. Es autor, además, del libro ¿Por qué enfermamos? , traducido al inglés, francés, portugués e italiano.

-¿Por qué nos equivocamos?

-Estamos condicionados por una herencia cultural, producto de años y años de transmisión de padres a hijos, a la que me gusta denominar gigantes del alma . Son la rivalidad, los celos, la envidia y la culpa. Esos gigantes construyen nuestros hábitos, a partir de los que formulamos respuestas automáticas a los problemas que nos presenta la vida. Son como los prejuicios y, cuando se apoderan de nosotros, caer en el error es una consecuencia lógica. Para complicar aún más las cosas, una de las características del ser humano es el hábito de defender sus hábitos, pese a que la realidad demuestre su inconveniencia.

-¿Cuáles son los riesgos de la rivalidad, por ejemplo?

-La rivalidad, el ser competitivo, es algo muy profundamente arraigado en nuestra cultura. Y lo peligroso es que es considerado un signo de madurez. Lo vemos a diario. Piense que nos encantan los deportes de suma cero, como el tenis: siempre tiene que haber un ganador absoluto y un perdedor. Siempre hay que ser el primero, nunca el segundo. Ser segundo significa ser un derrotado, un ser endeble sin carácter, un incapaz. Hasta tal punto que en la historia de la publicidad hay un caso curioso de cómo una empresa aprovechó la circunstancia de no ser líder para competir exitosamente en el mercado del alquiler de autos.

-¿Que hizo?

-La empresa líder era Hertz, y Avis Rent a Car, su escolta. Entonces, Avis decidió acuñar un slogan que se hizo famoso: We try harder ( Nos esforzamos más ). Es decir, como no podemos ser los primeros, nos preocupamos más que la empresa líder por servir a nuestros clientes. Pero, pensándolo bien, ¿qué tiene de malo ser segundo? ¿Qué tiene de malo secundar? La nueva biología desmiente a Darwin y nos demuestra que en la naturaleza todo es cooperación. Vivimos secundando y siendo secundados. Mi amigo, el filósofo indio Raimundo Pannikar, que trata de conjugar la cultura india con la europea, me contó un episodio conmovedor que ejemplifica la diferencia entre el placer del triunfo, típico de la rivalidad, y el com-placer, que surge como placer compartido en la armonía de una operación conjunta. Un maestro occidental que trabajaba con chicos indígenas, pensando que podría conseguir una mejor comunicación a través del deporte, les propuso correr hasta un árbol cercano, agregando que el que llegara primero recibiría como premio una bolsa de caramelos. Para su sorpresa, los chicos, antes de partir se tomaron de las manos y corrieron juntos.

 

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