Oftalmología | 29 OCT 08

Diagnóstico diferencial de la uveítis anterior

La uveítis puede ser la primera manifestación de una enfermedad autoinmune sistémica.
Autor/a: Fernando Castillo, cirujano oftalmólogo y Sergio Herrera, médico general Fac de Medicina UNAM Fuente: Revista Dolor Clínica y Terapia Vol. V/ Núm XI/ 2008
INDICE:  1. Desarrollo | 2. Bibliografía
Desarrollo

El diagnóstico clínico debe ser elaborado con sumo cuidado a todos los pacientes a quienes se les realizará una historia clínica detallada y una analítica general (exploración oftalmológica y examen físico general). Se consideran básicos los estudios que miden la velocidad de sedimentación globular, la prueba de Mantoux, la de serología y una radiografía de tórax. Las pruebas restantes complementarias deben ser dirigidas por los patrones de presentación clínica y se deben llevar a cabo estudios adicionales sólo cuando la inflamación sea severa, bilateral, recurrente, granulomatosa o esté asociada a síntomas sistémicos que sugieran una enfermedad subyacente que pueda ser causa de la uveítis.

Pruebas inmunológicas

La uveítis puede ser la primera manifestación de una enfermedad autoinmune sistémica y preceder a la aparición del proceso como tal. Suele asociarse a padecimientos de base inmunológica relacionados en su mayoría con el antígeno HLA-B27. La uveítis anterior HLA-B27 positiva puede presentarse como una entidad clínica aislada o en asociación con espondilitis anquilosante, el síndrome de Reiter o con una uveítis anterior aguda idiopática (Cuadro 1).

La investigación del haplotipo HLA-B27 está indicada en aquellos pacientes con uveítis anterior aguda y recidivante. La investigación de los haplotipos restantes se realizará cuando se sospeche de la existencia de las entidades mencionadas. También se ha encontrado relación con la positividad de autoanticuerpos ANA, ANCA o ACA en procesos autoinmunes subclínicos y antígenos de clase II del complejo mayor de histocompatibilidad.

Pruebas sexológicas. Tienen escaso valor y no son muy usadas, pero en el contexto clínico adecuado pueden proporcionar información valiosa, como en el caso del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y sífilis.

Serología intraocular. Consiste en buscar la producción local intraocular de anticuerpos contra alguna infección en específico, cuyo valor es mayor que la serología sanguínea. Sin embargo, es preciso aspirar humor acuoso y disponer de personal y laboratorio con experiencia en la técnica, por lo que en la actualidad es un método diagnóstico de uso poco extendido.

Reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Es muy útil para hallar infecciones en individuos cuyo sistema inmunológico está comprometido o en el periodo de incubación de determinadas infecciones en las que todavía no se han producido los suficientes anticuerpos como para ser detectados por las técnicas habituales. Las principales indicaciones de la técnica de PCR en las uveítis son:

1. Pacientes inmunodeprimidos en los que se sospecha de una uveítis infecciosa.
2. Pacientes inmunocompetentes con uveítis de posible causa infecciosa, de curso atípico o con mala respuesta terapéutica.
3. Para realizar estudios de investigación básicos sobre nuevos agentes infecciosos y en enfermedades de etiología dudosa.

Biopsia endoocular. La biopsia de vítreo puede efectuarse mediante punción con aguja fina o en el curso de una vitrectomía diagnóstica. Es de gran utilidad en el diagnóstico del linfoma intraocular, el cual se debe sospechar en personas mayores de 60 años con panuveítis que no respondan al tratamiento con corticoides.

Diagnóstico diferencial

Es importante hacer el diagnóstico diferencial con otros procesos que pueden cursar con ojo rojo y doloroso, como la conjuntivitis (no dolorosa), la queratitis o el glaucoma agudo (ambos cursan con dolor). La presencia de dolor, la distribución de la hiperemia, el tamaño de la pupila y la existencia o no de lesión corneal asociada ayudan a establecer el diagnóstico diferencial (Cuadros 2 y 3).

Tratamiento

El tratamiento en la mayoría de los casos de uveítis suele ser inespecífico, pues pocas veces hay una entidad identificada que requiera un tratamiento específico. Dentro de este tratamiento inespecífico, los corticoides (tópicos, perioculares y sistémicos) siguen siendo el pilar en la mayor parte de las uveítis, conjuntamente con los fármacos ciclopéjicos. Incluso en las uveítis tratadas de forma específica es necesaria la administración de corticoides para aminorar el daño intraocular –muchas veces irreversible– que el propio proceso inflamatorio conlleva.

 

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