Monitorización continua reduce reisgo en el embarazo | 28 SEP 08

Medir la glucosa 288 veces al día

Buenos resultados en Reino Unido

CRISTINA DE MARTOS

MADRID.- Para las personas diabéticas es muy importante mantener la cantidad de glucosa en sangre lo más estable posible. El embarazo es una etapa especialmente delicada y difícil de manejar, y las fluctuaciones en la concentración de azúcar suelen provocar que el bebé crezca más de lo normal y nazca con exceso de peso, con el consiguiente riesgo que eso supone para el parto y, a largo plazo, de que el niño sea obeso y diabético. Utilizar un sistema experimental que mide la glucemia 288 veces al día mejora su control y hace que los niños pesen menos al nacer.

Hacer ejercicio, comer, dormir… los niveles de glucosa varían con diferentes actividades y si los mecanismos fisiológicos que la regulan están alterados, tal y como sucede en la diabetes, puede ser difícil controlarlos. La situación se complica cuando la paciente tiene en su vientre un organismo en desarrollo, con sus propias necesidades metabólicas. A pesar de los esfuerzos por mantener a raya la glucosa en los meses previos a la concepción para afrontar el embarazo con las máximas garantías, no siempre se consigue.

"El problema de la monitorización intermitente –apunta un editorial sobre este trabajo publicado en la revista 'British Medical Journal'- es que no tiene en cuenta las variaciones normales en la concentración de glucosa asociadas con diferentes actividades". Entre medida y medida, el azúcar puede dispararse sin que la paciente se percate.

Si grandes cantidades de glucosa llegan al feto, éste crece más rápido de lo normal y alcanza un peso excesivo que supera muy a menudo el percentil 90 –peso con el que se espera nazca sólo el 10% de los niños-, condición denominada macrosomía. Los bebés así suponen un hándicap para el transcurso del parto, aumentando el riesgo de desgarros, cesárea y la morbilidad materna y del neonato.
Niños más delgados

En lugar de medir la glucemia de manera intermitente, un equipo del Sistema Nacional de Salud británico decidió probar suerte con un sistema de monitorización continua que registra la glucosa en sangre cada 10 segundos y se obtenía un valor medio cada cinco minutos (288 veces al día) gracias a un dispositivo aún experimental colocado bajo la piel. El aparato no funciona como una bomba de insulina sino registrando la glucemia. Los valores eran después analizados por el especialista y la paciente que aprendía cómo las distintas actividades afectaban a la cantidad de azúcar en sangre.

 

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