Ministerio de Sanidad y Consumo, España | 11 SEP 08

Decálogo para el diagnóstico precoz de la enfermedad celíaca

El Ministerio de Sanidad reparte este protocolo, que fue presentado ayer por Bernat Soria a los ministros sanitarios de la Unión Europea.

El Ministerio de Sanidad y Consumo ha iniciado el reparto de un protocolo para el diagnóstico precoz de la enfermedad celíaca entre las comunidades autónomas, en el que se incluye un decálogo con el que pretende que los profesionales sanitarios acorten los tiempos en la detección de la intolerancia al gluten, de modo que se mejore la calidad de vida de estos enfermos.
 
El protocolo, que fue presentado por el ministro Bernat Soria ante los ministros sanitarios de la Unión Europea  en Angers (Francia), se enmarca en el Plan General de Apoyo a las Personas con Intolerancia al Gluten, puesto en marcha al final de la pasada legislatura por el Gobierno.
 
Para su elaboración, el ministerio ha contado con la colaboración de profesionales sanitarios a través de las sociedades científicas, y de pacientes, representados por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) y de la asociación Celiacs de Cataluña-Unión Española de Celíacos.
 
Esta iniciativa, "en la que España ha sido pionera en el mundo", ha sido apoyada por la UE, que ya ha anunciado su intención de elaborar una norma europea igual a la propuesta española que tendrá que ser adoptada por todos los Estados miembros y que limitará a 20 partes por millón la cantidad de gluten que pueden contener los alimentos cuya etiqueta indique que están libres de gluten.
 
El documento presentado consta de dos partes: los aspectos más relevantes de la enfermedad, donde se incluye su epidemiología, sus formas clínicas, y su diagnóstico, tratamiento y seguimiento; y el protocolo propiamente dicho, donde se marcan los pasos diagnósticos que se deben seguir ante un paciente con síntomas de sospecha clínica, tanto en atención primaria como en especializada.
 
Decálogo

Tras señalar que la enfermedad celíaca es una enfermedad frecuente que afecta aproximadamente a una de cada cien personas y que la mayoría está sin diagnosticar, Sanidad subraya la necesidad de llevar a cabo una búsqueda intencionada de síntomas o combinaciones de síntomas que deberían suscitar la sospecha clínica. Las claves son las siguientes:
 
1. En el niño pequeño, los síntomas intestinales y el retraso de crecimiento, sobre todo si se acompañan de irritabilidad y anorexia, constituyen un cuadro clínico muy sugestivo de EC.
 
2. En el niño mayor y en el adolescente, el hallazgo de un retraso de talla o de la pubertad, así como una ferropenia o una hipertransaminasemia sin otra justificación, obliga a descartar la existencia de enfermedad celíaca.
 
3. En los adultos, la presentación clásica en forma de diarrea crónica con clínica de mala absorción es inusual. Es más frecuente en la actualidad la presencia de síntomas poco específicos.
 
4. La probabilidad de padecer una EC aumenta en determinados grupos de riesgo, primordialmente, los familiares de primer grado, determinadas enfermedades autoinmunes (diabetes tipo I, hipotiroidismo, etc.) y algunas cromosomopatías, como el síndrome de Down.
 
5. A menudo, el enfermo celíaco ha sido visitado por numerosos facultativos y sometido a diversas exploraciones complementarias, y etiquetado de un trastorno funcional. Estos pacientes merecen una especial atención, en particular, si además refieren una historia de aftas bucales, astenia, irritabilidad o depresión.
 
6. La EC debe incluirse en el diagnóstico diferencial de los pacientes con dispepsia tipo dismotilidad o distrés postprandial (saciedad precoz y plenitud postprandial), especialmente si asocian flatulencia, hinchazón y meteorismo. La sospecha debe ser firmemente considerada cuando los síntomas son crónicos y recurrentes y no han respondido adecuadamente a un tratamiento empírico.
 
7. Los pacientes que padecen diarrea acuosa crónica e intermitente y que han sido catalogados de síndrome de intestino irritable (SII) deben ser revisados de forma minuciosa. La coexistencia de flatulencia o distensión abdominal, borborigmos y deposiciones mezcladas con abundante gas (explosivas) obliga a considerar la posibilidad de una EC. El estreñimiento crónico no es un síntoma excluyente de padecer la EC.
 
8. Las situaciones siguientes, sin explicación demostrable, obligan a valorar el diagnóstico de EC: mujeres en edad fértil con ferropenia, infertilidad y abortos recurrentes; los que presentan elevación de transaminasas; los que refieren una historia de fracturas ante traumatismos mínimos o una osteopenia/osteoporosis detectada antes de la menopausia o en un varón adulto joven.
 
9. Los marcadores serológicos (AAtTG) resultan de elección para iniciar el despistaje de los pacientes con mayor probabilidad de presentar EC. Una serología negativa no permite excluir el diagnóstico de EC. De hecho, una proporción de pacientes con enfermedad celíaca, que presentan formas histológicas leves e incluso con atrofia de vellosidades, no expresan anticuerpos antitransglutaminasa en el suero.
 
10. El estudio genético (HLA-DQ2/DQ8) es útil en el manejo de la enfermedad celíaca, dado que casi la totalidad de los pacientes celíacos son HLA-DQ2 o DQ8 positivos. Su determinación tiene utilidad clínica en casos de pacientes con sospecha clínica bien fundada y estudio serológico negativo. Un estudio genético negativo excluye casi totalmente la enfermedad celíaca, evitando con ello pruebas invasivas, incómodas y de mayor coste. 

 

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