Un nuevo "reloj biológico" | 23 MAY 08

Dieciséis horas de ayuno para evitar el 'jet-lag'

Investigadores descubren un nuevo reloj interno que se activa en ausencia de alimento.

ISABEL F. LANTIGUA

MADRID.- A los cientos de trucos caseros que se pasan boca a boca para evitar el incómodo jet-lag se suma ahora un nuevo remedio, pero esta vez es la ciencia la que lo apunta. Basta con ajustar el tiempo de las comidas y no ingerir alimentos en el avión durante, al menos, 16 horas, -a diferencia de lo que se creía-, para ayudar a los viajeros a adaptarse a su nuevo destino. El consejo lo dan unos investigadores después de haber descubierto en ratones un nuevo reloj interno, relacionado con la alimentación.

Un estudio, realizado por el equipo del Centro Médico Beth Israel de Boston (EEUU) y publicado en la revista 'Science', muestra que además del reloj circadiano, que regula los ritmos del organismo en respuesta a la luz y la oscuridad, que corresponden con el día y la noche, también existe otro reloj interno, situado en un área distinta del cerebro, que está relacionado con la comida y que adapta las respuestas del cuerpo en función de si hay o no alimentos que ingerir.

Este nuevo reloj, cuyo funcionamiento se ha visto en el cerebro de los ratones y que es especialmente activo en algunos mamíferos, se pone en marcha y asume el mando de la respuesta interna del organismo en ausencia de comida. Así, cambia los patrones de comportamiento de los animales, regulados, al igual que en las personas, por los ciclos del sol y la luna, y los altera de forma que no duermen si ése es el momento en el que tienen que salir en busca de alimento.

El hallazgo explica por qué en los animales este segundo reloj prevalece en ocasiones sobre el circadiano. Es el 'tic-tac' relacionado con la alimentación el que les evitará morir de hambre.

El mecanismo del cuerpo es más o menos el siguiente. El núcleo supraquiasmático (NS), un grupo de células situadas en el hipotálamo del cerebro y que sirve al organismo como reloj biológico primario, recibe las señales del ciclo de la luz y la oscuridad por medio de la vista. Entonces pasa la información a otro grupo de células, conocido como el núcleo dorsomedial, que se encarga de organizar los ciclos de sueño y vigilia, así como los periodos de actividad, de alimentación y los cambios hormonales.

Es el 'tic-tac' relacionado con la alimentación el que evitará a los animales morir de hambre

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"Cuando hay comida este sistema funciona increíblemente bien. Las señales luminosas que percibe la retina ayudan a establecer y adaptar los ritmos circadianos de los animales al ciclo habitual del día y la noche. Pero, si los alimentos no se pueden conseguir durante las horas en las que se está despierto, es decir, cuando hay sol, los animales necesitan adaptarse al ritmo que marca la disponibilidad de la comida y si ésta sólo se puede obtener durante la noche, pues se cambia el patrón de sueño", explica a elmundo.es Clifford Saper, jefe del Departamento de Neurología del Centro Beth y coordinador del trabajo.

 

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