Para pacientes que ya tuvieron un infarto | 20 MAY 08

La "polipíldora"

Contendrá aspirina, estatina y un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina.
Por: Valeria Román

Quien sufrió un infarto puede evitar tener otro al tomar varios medicamentos y al cambiar su estilo de vida. Sin embargo, la mitad de los que padecen un infarto no adhieren al tratamiento que les indican. Por eso, en España están desarrollando la "superpíldora", un fármaco que contendrá tres medicaciones. Sería más cómoda para consumir, más barata y llevaría a reducir la mortalidad cardiovascular.

Ayer, durante el Congreso Mundial de Cardiología, que se realizará hasta mañana, con más de 15.000 participantes, en La Rural de Buenos Aires, se presentó y debatió sobre el desarrollo de esta superpíldora para la prevención secundaria (es decir, para quienes ya tuvieron un infarto). En la Argentina, el 28% de los adultos tiene un riesgo de moderado a alto de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular en los próximos 10 años, según un estudio difundido en la Revista Argentina de Cardiología.

Para bajar la mortalidad cardiovascular, que se lleva 17,5 millones de vidas por año en el mundo, están pensando en varias estrategias. Una de ellas es la superpíldora, que fue sugerida como concepto por Nicholas Wald y otros expertos en 2003 como estrategia para detener la epidemia de enfermedades cardiovasculares. Señaló que se debía conseguir una combinación de medicamentos, a bajo precio y con pocos efectos colaterales.

El prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster (nacido en Barcelona en 1943 y actualmente en el hospital Mount Sinai de Nueva York) explicó ayer los beneficios de una superpíldora que desarrollan en el Centro Nacional de Investigación Cardiovascular de España, en colaboración con una empresa privada. El fármaco contendrá aspirina, estatina y un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), que ya se usan por separado para tratar a los pacientes que tuvieron infartos.

"Tenemos ya la polipíldora. Sólo falta hacer un estudio que compruebe que los tres medicamentos juntos son igual de eficaces y seguros que cuando están separados. Se avanzó a pesar de que la industria farmacéutica no se sumó en general al desarrollo del producto", señaló Fuster.

Según contó a Clarín Ginés Sanz, que trabaja con Fuster, la píldora no costará más de 45 pesos por mes. "Se ganará en la adherencia de los pacientes al tratamiento y a la vez se sumarán más pacientes, porque en los países en desarrollo no todos pueden acceder a los medicamentos", dijo. La superpíldora podría estar disponible en unos tres años, según estimó el doctor Jorge Lerman, presidente del comité organizador del congreso.

Durante una de las sesiones se escuchó una crítica a esta multipíldora a cargo de Satyavan Sharma, de la India. Según este experto, aún hay escasez de evidencias sobre el producto y señaló que la enfermedad cardiovascular no depende sólo de fármacos. Consultado por Clarín, el doctor Sanz respondió: "Claro que la píldora no será mágica, sino un complemento a los cambios de hábitos de vida que deben realizar los pacientes".

Fuster recalcó que el combate a la mortalidad cardiovascular también debe darse a nivel mundial. Desde la Federación Mundial del Corazón está tratando de que el problema se incluya en las Metas del Milenio de Naciones Unidas. Hoy, 6 de cada 10 muertes se deben a enfermedades crónicas.


Página 12
Superpíldora contra el infarto


Fue presentada en el Congreso Internacional de Cardiología, que se lleva a cabo en Buenos Aires, aunque todavía no está en el mercado. Al ser más económica, dicen, favorecerá la lucha contra el crecimiento de los males cardíacos en los países en desarrollo.

Por Pedro Lipcovich

Se inventó una polipíldora polisémica y política, para prevenir nuevos infartos de miocardio en quienes ya sufrieron uno. La píldora, que reúne tres fármacos, es polisémica, es decir, tiene varios significados, porque, a diferencia de muchos otros compuestos, no responde a los intereses de las empresas farmacéuticas y, al revés, limita sus posibilidades de lucro. Al reunir varios medicamentos, facilita que los pacientes no abandonen el tratamiento. Y, por su bajo costo, contribuirá a enfrentar el mayor problema actual de la cardiología: qué hacer ante el crecimiento exponencial de los problemas del corazón en el mundo en desarrollo. Los principales cardiólogos del mundo, reunidos en Buenos Aires, pidieron que los organismos internacionales actúen ante la epidemia de enfermedades crónicas que la globalización ha traído a los países periféricos.

“Cuando una persona ya tuvo un infarto, debe tomar tres medicamentos: una estatina (contra el colesterol), un inhibidor de la ECA (para la presión arterial) y aspirina (contra la coagulación). Pero resulta que, un año después de sufrido el infarto, casi la mitad de los pacientes ha dejado de tomar los fármacos –contó el español Valentín Fuster, ex presidente de la Federación Mundial del Corazón y actual director del Instituto de Cardiología del Hospital Monte Sinaí, de Nueva York–: porque se sienten bien, porque es arduo tomar tantos remedios todos los días, porque no quieren ni acordarse del infarto que tuvieron. Una forma de mejorar la ‘adherencia’ al tratamiento es reunir los tres medicamentos en una polipíldora.”

Otra ventaja es que “distribuir internacionalmente un solo producto, compuesto por drogas genéricas, es much
 

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