Nuevas investigaciones | 08 MAY 08

Mecanismos de la obesidad

Dos trabajos ofrecen nuevas perspectivas para conocer los mecanismos de la obesidad.

CRISTINA G. LUCIO

MADRID.- ¿Por qué engordamos? ¿Cómo se acumula la grasa en el cuerpo? ¿Cuál es la explicación de que el peso de unas personas aumente más que el de otras aunque coman lo mismo? Conocer los mecanismos de la obesidad es uno de los objetivos más perseguidos por la investigación médica en los últimos tiempos. Dos trabajos publicados esta semana aportan nuevas perspectivas para asomarse al que ya se conoce como el mal del nuevo siglo.

El primero de estos estudios, publicado en la revista 'Cell Metabolism' sugiere que no toda la grasa que se almacena en el organismo tiene las mismas propiedades. Según esta investigación preliminar, los lípidos que se acumulan en el área subcutánea podrían ser, al contrario que los almacenados en el abdomen, positivos para la salud.

"La mayoría de estudios previos se habían centrado en los efectos nocivos de la grasa intra-abdominal [el tamaño de la cintura se asocia con mayor riesgo de diabetes y otras enfermedades cardiovasculares], pero pocos habían profundizado en la subcutánea", señala a elmundo.es Ronald C. Kahn, miembro de la Harvard Medical School (Boston, EEUU) y principal autor del trabajo.

"Nuestros hallazgos sugieren que no toda la grasa es mala. La acumulada en muslos y caderas [subcutánea] parece provocar efectos beneficiosos en el metabolismo, lo que hace que el desarrollo de la diabetes sea menos probable", aclara.

Investigación preliminar

Para llegar a esta conclusión, el equipo de este experto realizó varios experimentos en animales partiendo de una pregunta: ¿los efectos sobre la salud de todas las células que acumulan grasa en el organismo son los mismos independientemente de su localización?

Los investigadores trataron de encontrar la respuesta trasplantando grasa de la zona abdominal en regiones subcutáneas de ratones y viceversa.

Los resultados de su trabajo mostraron que, cuando la grasa subcutánea se colocaba en la zona abdominal, los animales adelgazaban y mejoraban sus niveles de insulina y glucosa en sangre. Por el contrario, el trasplante de grasa abdominal en muslos y caderas no producía ningún efecto en el metabolismo de los ratones.

 

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