¿Qué miran nuestros niños? | 09 ENE 08

Violencia televisiva y alteraciones de conducta

La violencia televisiva favorece la aparición de conductas antisociales
Autor/a: Dres. Dimitri A. Christakis and Frederick J. Zimmerman Fuente: Comentario y resumen objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol Pediatrics 2007; 120; 993-999

Se considera que los niños menores de 6 años pasan en promedio 2 horas al día frente a una pantalla, la mitad mirando televisión (TV) y el resto con DVD/videos, computadora y videojuegos. Sin embargo, más importante es lo que miran. El 95% de los niños ve programas que no están hechos para audiencias jóvenes, y aún la programación comercial de TV para niños puede representar un riesgo para los más pequeños. El nivel de violencia en programas de aire destinados a niños exceden muchas veces al de los programas de adultos; incluso las películas infantiles muestran personajes manifestando violencia con regocijo o llanto.

Estudios experimentales en escolares y adolescentes encontraron que la programación televisiva está asociada con violencia, y confirmaron que reduciendo esta situación disminuye la conducta agresiva. Algunos estudios muestran que el efecto de la TV antes de los 5 años es un factor de riesgo potencial para el desarrollo de conductas desafiantes y agresión en la escuela temprana, pero no distinguen entre los tipos de programas involucrados.

El consenso entre investigadores es que el contenido de la programación es el mediador crítico de los efectos de la TV en los niños.
Los autores realizaron este estudio para determinar si la exposición frecuente a programación televisiva violenta durante la edad preescolar podría llevar a conductas agresivas posteriores.

Métodos

Fuente de datos

Los datos se obtuvieron del Panel de Estudio de Ingresos Dinámicos (PEID), un análisis longitudinal que se inició con 4800 familias en 1968 supervisado por la Fundación Científica Nacional de Estados Unidos. En 1997 se agregó el Cuestionario de Desarrollo Infantil (CDI) que se administró a cuidadores primarios de 3563 niños entre 0 y 12 años, e incluyó datos demográficos, psicológicos y de comportamiento en padres y niños, y datos sobre el uso del tiempo diario (un día a la semana y uno de fin de semana durante un año escolar). Entre los hogares elegidos como muestra del PEID, se obtuvieron datos en 1997 con el CDI en el 88% de los casos. En el 2002, los respondedores fueron evaluados con una encuesta similar, con una tasa de seguimiento del 91%.

Población

Se incluyeron a todos los niños con edades comprendidas entre 24 y 60 meses en 1997, y que fueron reevaluados a los 5 años siguientes, cuando tenían 7a 9 años de edad.

Variables de resultado

Los padres completaron el “Indice de Problemas de Comportamiento” (IPC) que investiga conductas antisociales a partir de los siguientes parámetros: el niño es tramposo, mezquino con los demás, no muestra arrepentimiento, es destructivo, desobedece en la escuela y tiene problemas con sus docentes, cada uno con 3 opciones de respuesta (de “no es cierto” a “a menudo es cierto”), obteniéndose un 12,2% de  niños con conductas antisociales. Este punto de corte fue utilizado en un esfuerzo por aproximarse al Percentilo 90 usado en otros estudios donde se aplicó el PCI y que indicaba tendencia a padecer alteraciones de conducta.

Principales predictores

Se utilizaron los datos de programación diaria de la época, y se clasificaron los shows de TV y las películas de video por su contenido. Se asignó un atributo educativo cuando tenían un claro intento por enseñar, con un componente cognitivo o prosocial explícito (lección con contenido similar al escolar o sobre conductas apropiadas y relaciones interpersonales). Se consideró contenido violento cuando la agresión era parte central de la trama o del personaje, si el principal objetivo era la pelea, o si el nivel de violencia en el programa era superior a lo esperado en un día cotidiano en la vida del niño. El término “violencia” incluyó: lenguaje hostil, conducta amenazadora y agresión ficticia o real. Los shows se clasificaron en 3 categorías: educativo, no violento y violento.

Covariables

Se ajustaron como covariables: raza, etnia, sexo, edad al momento del estudio, educación de los padres, presencia paterna en el hogar, depresión materna, estimulación emocional y cognitiva del niño, conductas antisociales, castigo físico severo hacia el niño y relación parental conflictiva con los hijos.

 

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