Diagnóstico por imagen | 01 NOV 07

La RMN detecta alteraciones cerebrales entre la población sana

Las lesiones cerebrales asintomáticas, más frecuentes de lo que se creía.
Fuente: El Mundo, España 

ÁNGELES LÓPEZ

MADRID.- El número de infartos cerebrales asintomáticos, aneurismas y tumores benignos entre la población general es más alto de lo que se pensaba. Tras realizar resonancias magnéticas del cerebro a 2.000 personas de edad media, un estudio muestra que estas anomalías fortuitas son habituales y que aumentan con el paso de la edad.

En los últimos años los avances en las técnicas de imagen han permitido mejorar la calidad de los resultados y diagnosticar pequeñas anomalías cerebrales que antes no podían detectarse. Algunos estudios previos han mostrado la incidencia de estas lesiones en voluntarios sanos que se habían sometido a una resonancia magnética (una de estas pruebas) por diversos motivos. Sin embargo, no se ha realizado ningún estudio prospectivo que evalúe este tema.

Por este motivo, tiene relevancia el trabajo de investigadores del Centro Médico Erasmus de Rotterdam, Holanda, iniciado en 1990 con personas que formaban parte de otro estudio cuyo objetivo era investigar las causas y consecuencias de los cambios cerebrales relacionados con la edad. Todos los participantes, 2.000 voluntarios sanos de 45 o más años, fueron evaluados cada dos o tres años por un médico y pasaron un examen de resonancia magnética.

Al concluir el estudio, se detectaron infartos cerebrales asintomáticos en el 7,2% de las personas (142). Además, en el 1,8% de los voluntarios se observó la presencia de aneurismas (dilataciones de vasos sanguíneos), de los que todos menos dos estaban situados en la circulación anterior y todos menos tres eran menores de siete milímetros de diámetro.

Otro hallazgo del estudio, que ha publicado la revista 'The New England Journal of Medicine', fue la incidencia de tumores benignos en el 1,6% de los participantes. En su mayoría se trataban de meningiomas (tumores que aparecen en las meninges que recubren el cerebro) y su tamaño oscilaba de cinco a 60 milímetros de diámetro.

A más edad, más lesiones

Casi ninguna de estas personas presentaba síntomas o signos que hicieran sospechar la presencia de estas anomalías cerebrales antes de realizarse las pruebas de imagen. Tan sólo dos de los participantes, a los que se les detectó sendos tumores benignos, habían sufrido una pérdida de audición.

El trabajo también mostró que la incidencia de infartos cerebrales y de meningiomas aumentaba con la edad, al igual que el volumen de estas lesiones y el área del cerebro afectada. El número de aneurismas, en cambio, no incrementó con el paso del tiempo.

Los autores explican que aunque la incidencia de estas lesiones es mayor de la registrada en otros estudios, concuerda con revisiones de autopsias y estudios angiográficos previos en los que se concluyó que los aneurismas podían encontrarse en el 2% de los adultos sin factores de riesgo.

Estos especialistas también sugieren que los resultados deberían conllevar una revisión de las guías médicas sobre el manejo de personas con pequeños meningiomas, ya que en la actualidad se aconseja volver a realizar una resonancia magnética cada dos o tres años, algo que sería inviable si se tiene que hacer al porcentaje de afectados detectado en este estudio.

En cuanto a los aneurismas, la cirugía o el tratamiento de los factores de riesgo pueden no estar indicados en la población general, ya que diferentes trabajos muestran que la probabilidad de rotura de estas lesiones cuando son tan pequeñas es muy baja o nula. Tampoco se ha probado el beneficio de un seguimiento a largo plazo.

 

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