“La palabra es una primera instancia de curación” | 20 SEP 06

Rescatar la palabra para evitar el naufragio.

Entrevista a Ivonne Bordelois
Autor/a: Daniel Flichtentrei para IntraMed 
INDICE:  1. Las palabras, las personas, la comunicación | 2. Las palabras, las personas, la comunicación
Las palabras, las personas, la comunicación

Es tan difícil detenerse a reflexionar sobre lo que nos resulta cotidiano. Estamos tan sumergidos en el vértigo de los días que las cosas nos pasan, veloces, como sombras a través de la ventanilla del tren. Hay personas capaces de hacerlo. Es una elección personal, una íntima decisión, ofrecernos el tiempo para escucharlas.

Habla en un tono sereno, segura de lo que dice pero sin una actitud enfática. Derrama su erudición con la ternura de quien no necesita apabullar a su interlocutor: “Cuándo dejaremos de preguntar: ¿Y Ud. cuántas lenguas habla?, para decir: ¿y Ud. cuántas lenguas escucha?”

Sabe que el lenguaje es sonoro, que esa dimensión es intensa y silenciada. Conoce la puerta secreta que introduce a la zona lúdica de la palabra. Pone la oreja en cada signo y escucha los sonidos del pasado que hablan, aunque no queramos oírlos. “Amor se vincula con mamar, de donde deriva mamá. Testigo, de testículo; familia era un conjunto de esclavos; soltero llega desde solitario”.

- Ivonne, ¿para qué sirve hablar? ¿Qué función cumplen las conversaciones cotidianas?

- Hablando se contrarrestan las fuerzas del discurso hegemónico que son muy fuertes. La propaganda, el discurso político, el discurso de la prensa, el discurso del consumismo es muy fuerte. Todo el día recibimos mandatos, emitidos desde fuentes anónimas o no anónimas, pero que no están bajo nuestro control. Entonces, este hablar nuestro, este que tenemos hoy usted y yo, el hablar cotidiano, es la manera en que -concientemente o no– nos resistimos o logramos sustraernos a la fuerza de estos mandatos.

- ¿Eso también vale para el ámbito de la medicina?

- Creo que en la medicina también ocurre que, por un lado está el discurso científico, el de los remedios que se compran y se venden, el de las patentes y, por otro, está el diálogo del médico con el paciente. Frente al médico especialista, el médico de cabecera (o sea, el médico tradicional) tiene la posibilidad de establecer un diálogo con su paciente que es diferente a la palabra del especialista, que le ve a uno la rodilla o la muela y no su historia como persona.

- ¿Cómo describiría Ud. la relación de la Medicina con la palabra?

- La palabra es una primera instancia de curación, ya que asegura la relación plena de confianza entre médico y paciente. La cura por la palabra está atestiguada en muchos relatos fundantes en nuestra cultura (como los episodios evangélicos) y en las culturas que nos rodean. No pueden desdeñarse estos testimonios como simples residuos míticos, ya que todos sabemos por experiencia cuán importantes son las palabras y el silencio del médico -que da valor a su palabra- a través del proceso curativo.
 

· “Ustedes no se dan cuenta, pero son aterrorizadores”

¿Qué escuchamos los médicos? ¿Cuándo se detiene el flujo torrencial del discurso profesional para dar lugar a la escucha de quien nos habla? ¿De qué nos perdemos al sustituir conversaciones por tecnología?

- La medicina y la ciencia en general tienen una pretensión - tal vez absurda - de que las palabras sean precisas y no ambiguas ¿Qué piensa al respecto?

- Es una ilusión. Las palabras tienen muy diferentes estratos, vienen de distintas partes y, además, uno no puede hacer nada con el hecho de que se interpretan según el origen de la persona que escucha y según la disposición que tiene la persona a escuchar ciertas cosas y no otras. Así que la precisión total siempre es imposible.

- En realidad, la ciencia tiene la pretensión de reducir la ambigüedad y la polisemia del lenguaje al mínimo posible.

- Claro, desde el punto de vista científico, es importante porque en la medida en que se eliminan ambigüedades, también se eliminan posibilidades de error. Yo también vengo de la lingüística, que es una disciplina que quiere ser científica, y también tenemos muchas peleas al respecto. Uds. (los médicos) manejan un lenguaje alejado del vulgo, lo cual también es un resguardo de la jerarquía, de la autoridad que la medicina se adjudica a sí misma. Hablan con términos que vienen de raíces del griego, del latín, y que si se desmenuzaran en su sentido primo -que no es un sentido científico, sino que es un sentido lato, literal- tranquilizarían más a la gente. Me refiero, por ejemplo, a esos nombres de remedios que tienen 80 mil partículas y fragmentos...

- ¿Y esto qué genera en los pacientes?

- Ustedes no se dan cuenta, pero son aterrorizadores. Lo que uno siente como paciente es que le dicen palabras que no entiende. Le doy un ejemplo: una vez un familiar mío tuvo un problema de drogas. Fuimos a ver al psiquiatra que la atendía, quien hablaba de un desorden de personalidad. Yo le pregunté qué significaba eso, si podía ser histeria, esquizofrenia (porque para mí, desorden de personalidad significa cualquier perturbación). Entonces se puso furioso, dijo que para saber qué era desorden de personalidad había que asistir a su cátedra, en la Facultad de Medicina... Esto incrementó la angustia del grupo familiar. Le quiero decir que esta historia de que ustedes buscan la no-ambigüedad no me la creo. Lo que uno percibe del otro lado de la orilla es muy diferente.

- ¿Usted, piensa que la jerga profesional es una forma de resguardar un poder ilusorio?

- Claro, y también esa cosa que tienen los sacerdotes: la cosa mística, el misterio, la cosa hierática. “Usted no va a entrar en esto porque usted no es especialista, hay que ser un iniciado”. Esto representa la angustia que uno tiene como enfermo.

- Eso es paradójico, porque es bien sabido que la palabra tiene un efecto terapéutico, pero para eso tiene que ser comprendida…

- Claro, pero tiene que ser lo más transparente posible, provenir de una conversación lo más íntima posible, en la que el paciente no se sienta frente a un juez sino frente a un compañero que trata de sacarlo de la situación en que está.

- Los médicos hacemos una operación de traducción, descartamos lo que consideramos “ruido” y traducimos a un lenguaje muy pobre el pequeño residuo que creemos si

 

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