Durante el primer episodio de lumbalgia y en ausencia de datos que orienten a banderas rojas, no es necesario tomar estudios de imagen, ya que no aportan nada al diagnóstico del paciente. Se solicitan exámenes simples (estudio radiográfico de columna lumbosacra en AP, lateral y oblicuas, de preferencia de pie y sin calzado) ante la sospecha de neoplasias, sintomatología focal, espondilitis anquilosante, déficit neurológico, sintomatología de larga evolución, traumatismo.
Estudios como la tomografía computarizada (TC) permiten visualizar estenosis vertebrales, hernias de disco (con contraste intratecal, mielo-TC) y artrosis de las facetas articulares. Se indica especialmente para visualizar el tejido óseo. La gammagrafía ósea tiene un papel limitado en los casos en los que hay sospecha de osteomielitis, neoplasia ósea, fractura oculta o espondilitis anquilosante; ha perdido su valor para detectar infecciones, comparada con la resonancia magnética.
Los estudios de imagen por resonancia magnética (IRM) tienen mejor definición de imagen en partes blandas, son menos invasivos y permiten visualizar mejor las hernias discales, las hernias residuales, la estenosis por ligamento amarillo y los tumores intrarraquídeos. En los casos en los que hay sospecha de infección es el estudio más sensible y específico por imagen para detectar aumento en la señal de agua debido a la infección.3 En las radiografías simples es visible a las ocho semanas, en los estudios de resonancia magnética los primeros cambios visibles son causados por edema e infiltrado de células inflamatorias.3
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