Los malestares de la época y las nuevas tecnologías | 30 AGO 07

“Me duele tanto la cabeza...”

Contracturas, dolores de espalda y de cabeza, cansancio crónico, pérdida de la memoria reciente.

Contracturas, dolores de espalda y de cabeza, cansancio crónico, pérdida de la memoria reciente: estos malestares “se han extendido en los últimos tres o cuatro años”, según el autor de esta nota, y esto podría vincularse con “el desarrollo combinado de las nuevas tecnologías”.
Por Sergio Rodriguez *

En los últimos tres o cuatro años, dos fenómenos han extendido su presencia en nuestros consultorios. Ya en los comienzos de las actividades anuales, recién terminadas las vacaciones y casi sin distinción de edades a partir de la adultez, se manifiestan quejas por cansancio y contracturas de diversas partes del cuerpo, en particular la cintura escapular; a esto se suman a veces lumbalgias y bruxismo, acompañados en ocasiones por dolores de cabeza como efecto de pinzamientos cervicales. A la vez, algo que solía aparecer a partir de los 60 años, las dificultades con la memoria de nombres propios y de compromisos o acciones recientes, se hace presente a partir de los 40.

Los médicos, rápidamente, tienden a atribuir todo esto al estrés. Hans Selye fue el primero en describir el “síndrome de adaptación general”, que desarrolló en The Story of the Adaptation Syndrome (1952). Señaló tres estados: “alarma de reacción”, cuando el cuerpo detecta el estímulo externo; “adaptación”, cuando el cuerpo toma contramedidas defensivas hacia el agresor; “agotamiento”, cuando al cuerpo comienzan a agotársele las defensas. Como se puede advertir, el estrés es una medida de alarma y defensa del organismo ante lo que percibe como agresión. Hay psicólogos, a veces psicoanalistas, que tratan de seguirlo por psicopatologías conocidas: depresión u otras en tren de ser bautizadas como “de borde”, “de época”; pero estos términos sólo registran efectos sin rastrear en causas y razones.

Aunque el estrés haya sido descrito a mitad del siglo XX, acompaña a los seres parlantes desde siempre. Desde siempre, con mayor o menor frecuencia, se presentan alarmas de reacción, necesidades de adaptación y, si se extienden dichas condiciones, estados de agotamiento. Los cansancios crónicos que describí al comienzo, asociados a efectos sobre la memoria, no tienen como base esa alarma; en todo caso no los determina lo nuevo, lo epocal. Tampoco obedecen necesariamente a depresiones: pueden observarse en todo tipo de psicopatologías, incluso en gente muy activa que está lejos de la depresión.

Entonces, ¿de qué se trata? El desarrollo combinado de las nuevas tecnologías de informática y comunicaciones ha generado las condiciones de posibilidad para multiplicar a niveles inesperados el trabajo cerebral. La letra y el significante, sostenes del trabajo científico y de sus derivaciones tecnológicas, no sólo permiten producir mercancías que multiplican la eficacia del trabajo muscular: han dejado restos sin significar, del registro de lo real, que se expresan en el cuerpo y la mente.

Parto de la siguiente observación. En estos tres últimos años se ha extendido y diversificado la utilización de las computadoras, Internet, correos electrónicos y chats, más el uso intensivo de los teléfonos celulares, no sólo con sus diversas funciones de voz, mensajitos de texto, recepción y contestación de correo electrónico, fotografía, videos y otras. A esto se suma que la política neoliberal logró extender la jornada de trabajo a diez horas y más; en forma complementaria, instaló la desocupación estructural, diferente del clásico “ejército industrial de reserva” descripto por Marx. Esta desocupación es insalvable en tanto las nuevas máquinas suplen cada vez mayor cantidad de mano y seso de obra y, además, cuando los asalariados se defienden, las empresas se “deslocalizan”, trasladándose a países pobres donde mano y seso de obra resultan mucho más baratos. Entonces: más horas de trabajo y más concentración de actividad por hora, no sólo en el horario laboral, sino también en los “descansos”.

El fenómeno es de tal envergadura que se han producido un nuevo significante. Muchas corporaciones, en las búsquedas laborales para los niveles directivos, solicitan dedicación “full life”, en vez del antiguo “full time”. Así, estos nuevos fenómenos se manifiestan en lalengua (neologismo de Lacan para referirse a neoformaciones que aparecen en las lenguas de determinados grupos, que trasmiten deseos y claves de goce y que, por circunstancias socioculturales, quedan socializadas), corporativa en este caso, se adapta a estos nuevos fenómenos. Esta mayor actividad es de acumulación de enunciados, casi sin enunciación, a la vez que predominante y rutinariamente repetitiva. Lo típico aparece en la emisión de noticias, tanto en TV como en radio y gráfica: los efectos sujeto quedan aplanados por las generalizaciones, las identificaciones histéricas y las actuaciones ante las cámaras. A la vez, para ahorrar tiempo y dinero, se transforma la lengua: en su gramática y ortografía, con el exceso de apócopes, más la inflación de términos spanglish.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024