La medicina instrumentó a través de las salas de terapia intensiva una modalidad asistencial en la que la tecnología es capaz, a través del soporte vital, de recuperar para la vida a pacientes que antes morían irremediablemente. Pero el progreso de los medios, sin un control ético de sus fines, no será tal sin reflexionar suficientemente sobre si todas las acciones posibles son buenas o malas. Se inició un camino cuyo cotidiano desafío y costo moral no ha sido convenientemente explorado y explicado a pesar de una historia de décadas. Una visualización completa del problema, que es filosófico y no médico, puede ser efectuada por la sociedad sólo si se le ofrecen todos los conocimientos de la situación despojados de un hegemonismo médico y tecnológico deshumanizante.
En un lenguaje accesible para todos, se trata de exponer un conflicto creciente cuyo examen le corresponde a la sociedad en su conjunto y no a la medicina en particular. El paciente como persona no deberá ser nunca un rehén del poder tecnocientífico ni una víctima de las decisiones ajenas a sus deseos o a sus valores.
Breve CV de Carlos Gherardi. Doctor en Medicina por la Universidad de Buenos Aires, donde fue profesor regular de Medicina Interna y jefe del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital de Clínicas. Paralelamente a su extensa labor científica y académica en el campo de su especialidad, ha estudiado con particular interés y profundidad los conflictos éticos vinculados con el progreso científico y tecnológico en el paciente grave y en el final de la vida.