Un trastorno de la deglución frecuente en los mayores de 75 años | 27 JUN 07

Disfagia: afecta al 45% de los adultos, pero se puede prevenir

Toser al tragar alimentos pequeños es una señal de alerta que suele subestimarse.

Aunque los problemas para tragar y digerir los alimentos suelen ser más frecuentes a partir de los 75 años, no es necesario llegar a la tercera edad para reconocer ciertas señales de alarma al comer o beber que pueden prevenir la aparición de uno de los trastornos más comunes del proceso de deglución, la disfagia.

Si se considera que ese proceso comienza al masticar la comida y formar el bolo alimenticio, entonces el 45% de los adultos tiene riesgo de desarrollar esa desagradable sensación de que los alimentos quedan atascados en la garganta sin avanzar al estómago. Entre las personas que viven en residencias para adultos mayores, esa cifra sube al 66 por ciento.

"La disfagia no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas de una enfermedad -aclaró a LA NACION el licenciado en kinesiología y fisiatría Horacio Cámpora, integrante de la Clínica de la Deglución de Fleni-. El primer síntoma es la imposibilidad de tragar, la tos y hasta el ahogo que sufre el paciente ante la dificultad deglutoria que, de prolongarse [y no consultar a un médico], puede provocar deshidratación y desnutrición por la falta de alimentos y líquidos con la calidad y en la cantidad adecuadas."

Entre las causas más frecuentes de disfagia están las alteraciones de la anatomía o el funcionamiento de la garganta y el esófago, ya sea por el paso de los años o por alguna enfermedad del sistema nervioso o muscular, como puede ocurrir en los pacientes con Parkinson o que han tenido un accidente cerebrovascular. También están en la lista las prótesis dentales, cuando están mal colocadas, quedan flojas o el paciente no utiliza adecuadamente el adhesivo para fijarlas a las encías.

"Hay pacientes que sufren una alteración de la deglución sólo porque tienen prótesis dentales. Como no pueden masticar bien alimentos como la carne o el pollo, empiezan a tener problemas para tragar, cambian los hábitos alimentarios y muchos empiezan a perder peso", comentó Cámpora. En este caso, la solución es consultar al médico para, en caso de no poder modificar la prótesis, cambiar adecuadamente la alimentación para mejorar la preparación del bolo alimenticio.

"Si interpretamos que el proceso de deglución empieza al masticar, esos pacientes, que son muchos, tendrían disfagia -agregó el especialista en rehabilitación de pacientes con problemas para alimentarse-. Hay muchos autores de la literatura médica que opinan que la disfagia se limita a la imposibilidad de tragar el bolo alimenticio." Sin embargo, lo más frecuent

 

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