La aplicación de estos adjetivos implica conocer a fondo el proceso de atención médica y el razonamiento clínico, lo que difícilmente pueden lograr los legos, incluyendo a los abogados y los pacientes. Esta categorización parece indispensable para calificar la mala práctica de la medicina, que se caracteriza precisamente por errores inexcusables.
Enfoque personal y enfoque sistémico
El error humano puede ser enfocado de dos maneras: como un problema de las personas o de los sistemas.2 El enfoque personal atribuye los errores a ciertos procesos mentales de los individuos, tales como olvido, distracción, deficiente motivación, falta de cuidado, negligencia o imprudencia; este enfoque genera medidas educativas y disciplinarias, considera los errores como asuntos morales y asume que las cosas malas les ocurren a la gente mala en lo que se ha llamado la hipótesis del mundo justo. El enfoque sistémico, en cambio, establece que los seres humanos somos falibles, que los errores pueden suceder aun en las mejores personas y que son consecuencia de las condiciones en que los individuos trabajan y no de la perversidad humana. Su frase es que “dado que no podemos cambiar la naturaleza humana, hay que cambiar las condiciones en que trabajan los humanos”.
En muchas organizaciones ha prevalecido el enfoque personal, dado que culpar a los individuos resulta más cómodo que centrarse en las instituciones. En los errores de medicación, por ejemplo, ciertamente habría que mejorar las cualidades de la comunicación de la orden (se dice que la caligrafía ha matado más gente que las guerras), pero no debemos olvidar que la cadena incluye elementos como la prescripción, el etiquetado, empacado, nomenc
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