Investigaciones | 24 OCT 06

Las mujeres son casi inmunes a la muerte súbita en el deporte

Es lo que indica un análisis de los casos registrados en las últimas cuatro décadas.

Si la excusa para no hacer actividad deportiva se cifraba en el peligro potencial de muerte súbita, las mujeres nos quedamos sin excusa: sólo 81 de los 1001 casos relevados en un ambicioso estudio correspondieron al género femenino.

El trabajo reunió datos de los casos registrados a lo largo de los últimos cuarenta años en todo el mundo. "Sólo dos «locos» podrían haber encarado algo así", bromea el doctor Héctor Kunik, presidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte y director del Comité de Cardiología del Ejercicio y los Deportes de la Sociedad de Cardiología de Buenos Aires, refiriéndose a sí mismo y al doctor Guillermo Díaz Colodrero, también miembro de ambas instituciones, que trabajó con él.

Durante aproximadamente ocho años, Kunik y Díaz Colodrero reunieron de forma sistemática no sólo el número de casos, sino también el género de las víctimas, el país donde ocurrieron, los motivos y las características. "Sólo incluimos los incidentes en los que existe un registro de autopsia -aclara Kunik-, aunque hay algunos en los que, a pesar de eso, no se encontró el motivo de la muerte."

La muerte súbita es un cuadro que se presenta de forma abrupta e inesperada durante la primera hora en que comienzan los síntomas. Se incluyen bajo esta denominación las ocurridas por causas cardiovasculares no traumáticas o, en medicina del deporte, las que se deben a injurias térmicas (golpe de calor), asma o golpe de un objeto contundente en el medio del pecho (cuyo nombre técnico es commotio cordis ) y las asociadas con el dopaje, lo que lleva a incluir también todos aquellos casos ocurridos dentro de las 24 horas posteriores al comienzo de los síntomas.

Kunik y Díaz Colodrero analizaron la bibliografía referida tanto a atletas como a no atletas a partir de los siete años de edad, excluyendo solamente las muertes vinculadas con ejercicios leves a moderados, tales como caminar, actividades hogareñas o de oficina, y también ciertos deportes, como la arquería, el bowling o el golf.

"La investigación muestra que la muerte súbita durante la actividad física es un suceso absolutamente excepcional -dice Kunik-; por el contrario, afecta en mayor grado a los que mantienen una vida sedentaria."

Por ejemplo, en la población general, la incidencia anual de muerte súbita varía entre 0,5 y 1 cada 100.000 adolescentes y adultos jóvenes, y de uno a dos cada 1000 sujetos

 

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