Estudio local en más de 1500 chicos de quinto grado | 19 OCT 06

El 90% de los preadolescentes no realiza la actividad física necesaria

Dedican más tiempo atareas sedentarias y consumen más calorías que las recomendadas para la edad.

Un nuevo estudio confirma en preadolescentes porteños y bonaerenses lo que hasta ahora sospechaban los pediatras y que algunas encuestas ya habían mostrado: el sedentarismo se instaló como un hábito -poco saludable- en la recreación de los chicos, que ingieren diariamente 15% más calorías de lo recomendado.

"Si se consideran las oportunidades para hacer actividad física, los preadolescentes se mueven poco. El 96% de los varones y el 92% de las niñas no realizan actividad física estructurada, como un deporte, por ejemplo, fuera del horario escolar", afirma el trabajo, realizado en 1588 alumnos de quinto grado de 80 escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires.

Según el denominado "Estudio sobre prevalencia y factores asociados de sobrepeso infantil", a cargo de investigadores del Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI Argentina), siete de cada diez chicos hace actividades con movimiento después de la escuela una vez por semana o menos. Entre las actividades más elegidas están jugar al fútbol o al básquet, jugar a las escondidas, saltar la soga y andar en bicicleta. Para confirmarlo, los investigadores no confiaron sólo en la palabra de los chicos de quinto grado, sino que también les colocaron un dispositivo calibrado por el INTI, similar a un Holter cardíaco, para registrar durante 24 horas el nivel de actividad física.

"Toda nuestra población pediátrica es muy sedentaria, lo que es un problema globalizado en aumento y que preocupa a la Organización Mundial de la Salud. Lo que más nos sorprendió de los resultados fue la falta de actividad física en una tarde típica de los chicos de escuela pública, la alta prevalencia de sobrepeso, de lo que no tenemos estudios nacionales para esta edad, y que en la alimentación había una carencia muy importante de vegetales y frutas", dijo ayer a LA NACION la doctora Irina Kovalskys, autora principal del estudio, en la sede del ILSI en la Sociedad Científica Argentina.

Junto con los licenciados Francis Holway (antropometría), María José de Gregorio (sociología) y Vanina Ugalde (nutrición), la doctora Kovalskys eligió estudiar a chicos de 10 y 11 años para evitar los cambios hormonales propios de la adolescencia. "Buscamos una edad en la que fueran lo suficientemente grandes para aplicar los instrumentos de la investigación y lo suficientemente chicos para evitar el efecto de la adiposidad que genera la pubertad", explicó la pediatra y nutricionista.

Frente a una pantalla

Pero todo beneficio que pudiera aportar esa hora de movimiento una vez a la semana perdió fuerza ante las casi tres a cuatro horas diarias que, en promedio, pasan los chicos ante una pantalla de televisión o computadora.

Al preguntarles cuánto tiempo dedicaban a actividades sedentarias, como leer, jugar con un rompecabezas, usar la computadora o mirar televisión, los 20 evaluadores que en cuatro meses entrevistaron a los chicos hallaron que los preadolescentes invierten más tiempo en mirar televisión, usar la computadora o jugar con los videojuegos.

Mientras que los alumnos de escuelas de jornada completa pasan en promedio 2,44 horas delante de una pantalla, los que van a escuelas de jornada simple le dedican a esa actividad alrededor de 3,43 horas diarias. Apenas el 18% cumple con la recomendación de no pasar más de dos horas al día frente a una pantalla. La mayoría, en cambio, dedica 2 a 4 horas (37%) o 4 a 6 horas (26%) cada día a las denominadas "actividades sedentarias de pantalla".

Kilos de más

En cada entrevista de 50 minutos, los investigadores identificaron también que el 12,6 y el 11,6% de los preadolescentes tiene sobrepeso y obesidad, respectivamente. Mientras varones y mujeres comparten algunos kilos de más sin demasiadas diferencias, la obesidad es más cosa de hombres. "No encontramos una diferencia muy marcada entre chicos con sobrepeso y con peso normal en cuanto al sedentarismo", señaló Kovalskys.

La cantidad promedio de calorías que ingieren los preadolescentes ronda las 2300 por día, es decir, un 15% por encima de las 2000 recomendadas para la edad en chicos sin exigencias físicas excesivas ni sobrepeso u obesidad.

Entre los alimentos consumidos, las frutas, las verduras y las fibras permanecen casi ausentes, según la reconstrucción realizada con la ayuda de la memoria de los chicos y alimentos, vasos y cucharas "modelo" de todos los tamaños. Sólo el 2% de los chicos consume las dos porciones diarias de vegetales crudos y cocidos recomendadas por las Guías Alimentarias Argentinas. El 12% come verduras al menos una vez por día y el resto (86%) no las consume nunca.

Algo similar ocurre con las frutas. El 17% de los preadolescentes come las dos frutas diarias que aconsejan las guías locales, ya sean dos piezas medianas o cuatro chicas, o dos tazas de ensalada de fruta natural con el jugo. El 26% come al menos una fruta diaria, pero el 57% no llega a ingerir ni una fruta diaria.

"Si se quisiera armar un programa de prevención, la preadolescencia debería ser la primera línea de intervención para evitar el arrastre del sobrepeso de la primera infancia a la adolescencia. ¿Qué va a pasar con esta población? Sólo un mago lo puede decir...", señaló Kovalskys.

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

Una edad oportuna

Para el doctor Jorge Franchella, de la Red de Actividad Física de las Américas y miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología, en el desarrollo psicomotor es entre los 10 y los 14 años que los chicos "suman coordinación, destreza y capacidad aeróbica, lo que aumenta su posibilidad de desarrollar diferentes actividades y les permite ir estableciendo sus preferencias deportivas". Además, agregó el cardiólogo, los chicos comienzan a incorporar la técnica del deporte.

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En Página 12

La temprana edad del sedentarismo

Un estudio en chicos de 10 y 11 años de escuelas públicas de la ciudad y el conurbano encontró que la mayoría no hace deportes fuera del colegio y consume pocas fibras, frutas y vegetales.

Por Mariana Carbajal

 

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