Experiencias de la vida profesional | 20 SEP 06

Cuando la hija de la doctora también es médica

Un estudio exploratorio sobre la comparación intergeneracional entre las experiencias profesionales y personales de madres e hijas médicas acompañado de una reflexión de la Presidenta de la Pan American Medical Women’s Alliance, Prof. Dra Kumiko Eiguchi.
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Introducción

En los Estados Unidos, las mujeres constituyen más de la cuarta parte del total de los profesionales médicos y cerca del 50% de los estudiantes de medicina. Las médicas demostraron ser tan competentes como sus colegas masculinos, pero están menos satisfechas si tienen hijos y siguen una carrera académica. Además, en relación con los doctores, las doctoras están en una situación de inferioridad o desventaja en los siguientes aspectos:

- Menores ingresos

- Menores posibilidades de ejercer cargos con poder, autoridad o liderazgo.

- Menor acceso a la investigación científica.

- Reciben menos ayuda o experiencia científica tanto de hombres como de mujeres.

- Están más afectadas por el acoso sexual.

- Tienen que abandonar con mayor frecuencia cargos asistenciales o de investigación por razones familiares.

En las experiencias profesionales de las médicas existen factores externos evidentes u ocultos producidos por el sesgo del género con superposiciones entre el desarrollo de la profesión y el reloj biológico de la planificación familiar. Muchas veces el apoyo económico y espiritual de la familia es escaso para la estudiante mujer y puede producir subestimación de sus propios valores.

A pesar de los progresos alcanzados por las mujeres en la profesión médica, un informe reciente del American Association of Medical Colleges (AAMC) concluyó que “el potencial de la mayoría de las mujeres médicas es desperdiciado en lo que concierne a posiciones de liderazgo en medicina académica”.

Las autoras de esta investigación, compararon entre la situación de la madre y de la hija médicas considerando la hipótesis de que las hijas médicas de una madre con la misma profesión podrían tener acceso a experiencias e informaciones que las ayudarían a reducir las desventajas del género.

Métodos

El trabajo se inició a partir de una conferencia plenaria realizada en el encuentro anual de 1998 de la American Medical Women’s Association (AMWA) y el reclutamiento de participantes se efectuó a través de diversos medios de difusión. Durante los años 2000 y 2001 se envió a cada madre e hija médica un cuestionario con 56 preguntas que incluía los siguientes aspectos:

- Lugar de trabajo y tipo de práctica médica.
- Grado de satisfacción por el trabajo.
- Grado de liderazgo y logros personales.
- Discriminación por género o raza y experiencias de acoso sexual.
- Expectativas de la madre sobre la hija.
- Edad, año de nacimiento y tiempo en desarrollar la capacitación profesional.
- Fecha de nacimiento de los hijos y número de hijos
- Períodos de interrupción de la actividad profesional por razones de maternidad o conyugales.

El cuestionario daba lugar para comentarios adicionales que pudieran ser relevantes para la hipótesis del trabajo.

Resultados

Se identificaron 214 familias que tenían una madre médica y una o dos hijas médicas (214 madres y 242 hijas). De estas cifras iniciales se logró completar satisfactoriamente el cuestionario en 149 madres y en 186 hijas pertenecientes a 39 estados de los EEUU. Casi todas las madres se graduaron de médicas antes de 1980, mientras que el 86% de las hijas lo hizo después de esa fecha.

Las observaciones con diferencias de alta significación estadística entre madres médicas e hijas médicas fueron las siguientes:

- Las madres manifestaron más satisfacción que las hijas sobre la elección de la profesión.

- Las madres fueron menos proclives a trabajar en hospitales o en facultades médicas que las hijas.

- Las hijas manifestaron mayor tendencia al estrés generado por la profesión.

- Si tuvieran que volver a comenzar, las hijas fueron menos proclives que las madres a ser nuevamente médicas.

- Las hijas tenían menos interés que sus madres en que sus hijas también fueran médicas.

- Las hijas trabajaron más horas semanales pagas que las madres.

- Las hijas trataron de tener su primer embarazo después de los 30 años de edad, mientras que las madres lo hicieron antes de los 30 años.

- Las hijas fueron más proclives que sus madres a tomar períodos de licencia después del parto y sus esposos colaboraron más en el cuidado de los hijos.

- A diferencia de sus madres, las hijas consideraron que la atención de los hijos no afectó la actividad o el progreso de la profesión, pero tuvieron una tasa signif

 

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