Anosmia | 28 MAR 06

Cuando el mundo huele a nada.

Las consecuencias de la anosmia, quienes no tienen olfato.

Para quienes no cuentan con el sentido del olfato el mundo huele a nada. Ahora se conoció que la anosmia puede ser síntoma de enfermedades como el Alzheimer. Una especialista conversó con Universia y se refirió las consecuencias de un mundo inodoro.

Lejos de la nariz privilegiada de Grenouille, el atormentado protagonista de El Perfume, las personas sin olfato no encuentran en el mundo más que un continuo olor a nada. Grenouille enloquece debido a su olfato sensible hasta el exceso, mientras que, para otros, los aromas no son más que señales imperceptibles.

Es uno de los sentidos más ricos de los que goza el hombre. De hecho, se estima que el ser humano puede percibir alrededor de 10.000 olores diferentes. Quizás, por eso y paradójicamente, es que el olfato pareciera estar relegado al último lugar de los sentidos. Cuando el hombre se puso de pie, el olfato perdió protagonismo. Más lejos del suelo, la vista y el oído adquirieron importancia, la nariz de corto alcance no era suficiente para el nuevo horizonte ampliado.

Quienes no ven, son ciegos. Aquellos que no escuchan, sordos. Ahora, ¿cuántas personas conocen el término que describe a quienes no huelen? Se estima que en nuestro país el 2% de la población es anósmica, es decir, no cuenta con la capacidad para percibir olores. La cuestión es que el tema del olfato pareciera ser tierra de nadie en la medicina. Y el problema no implica sólo la disminución de la calidad de vida del afectado, sino que la anosmia puede ser síntoma de diferentes trastornos.

Entre ellos, Matilde Otero Losada, del Laboratorio de Investigaciones Sensoriales del Hospital de Clínicas de la UBA e investigadora del CONICET, considerando que el olor se emparenta con las sensaciones y los recuerdos, investiga la relación entre la enfermedad de Alzheimer y el olfato. “No es que el trastorno del olfato causa la enfermedad, sino que es un síntoma muy precoz”, explica Otero-Losada, "el deterioro neurocognitivo está asociado con el del olfato, es decir, es previo y por eso, puede diagnosticarse antes", continúa.

La cuestión es contar con los medios para realizar este diagnóstico. Se trata de un test no invasivo que permite establecer el nivel de olfato de una persona.

El problema es que el test no se produce en nuestro país . Se trata de un blister con una tecnología de microencapsulamiento, como las muestras de perfumes que salen en las revistas. Otero Losada considera que sería importante industrializar el test debido a que personas con problemas olfativos, que pueden esconder enfermedades neurocognitivas, podrían ser diagnosticadas a tiempo.

Memoria episódica

Pero el trastorno del olfato no sólo es importante por su posible relación con enfermedades neurocognitivas, sino que la pérdida de este sentido en sí misma, además, provoca un déficit considerable en la calidad de vida del afectado.

Debido a la íntima relación entre los olores y las emociones, la vida afectiva se reduce . "Si carecemos de olfato, la pirámide de los sentidos desciende un escalón. Su pérdida afecta el estado de ánimo y predispone a la depresión", advierte la especialista.

Ningún sentido produce sensaciones tan espontáneas como el olfato. Las neuronas receptoras, llamadas cilias, se encuentran casi en contacto directo con el aire. "El nervio olfatorio ingresa directamente en el cerebro y envía la información a los bancos

 

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