Una necesidad fisiológica. | 15 FEB 06

Investigación: los estudiantes universitarios duermen mal y poco.

Un estudio de la UNNE a estudiantes de medicina alertó sobre la falta de sueño en 8 de cada 10 alumnos. El consumo de medicamentos, los exámenes y una tendencia que crece. Recomendaciones para un buen descanso.

Si bien estudios epidemiológicos estiman que alrededor de un tercio de la población presenta algún tipo de disfunción del sueño a lo largo de su vida, un nuevo relevamiento de la Universidad Nacional del Noroeste (UNNE) encontró que 8 de cada 10 estudiantes de medicina son malos dormidores.

De acuerdo con una encuesta realizada a 384 alumnos de la carrera de medicina de esta casa de altos estudios correntina, el índice de calidad del sueño halló una alta prevalencia del déficit de sueño, una situación crítica que no sólo afecta el rendimiento académico, sino que además produce alteraciones y disfunciones básicas durante el día.

Según el informe publicado en la revista de la Facultad, el 27% señaló que su calidad subjetiva del sueño fue mala, en tanto que un 14,62% presentó alteraciones en la latencia, es decir en el tiempo que lleva quedarse dormido.

Además, los investigadores de la UNNE encontraron que el 9,62% de los estudiantes consumió alguna medicación hipnótica para contrarrestar los efectos del insomnio.

"El uso de sustancias estimulantes luego de las 20 horas ejerce un efecto negativo para la calidad del sueño", destacaron los responsables del estudio. Además, según indicaron en el informe, pese a "la gran relevancia del tema, son escasos los estudios que hay al respecto".

El sueño es un estado fisiológico activo y rítmico que aparece cada 24 horas en alternancia con otro estado de conciencia básico que es la vigilia. "Ejerce un gran impacto en la vida de las personas y sus efectos no se limitan al propio organismo (necesidad de restauración neurológica) sino que afectan al desarrollo y funcionamiento normal de un individuo en la sociedad", aclararon los miembros del equipo médico a cargo del relevamiento.

Al parecer, las necesidades individuales de sueño varían ampliamente y si bien algunos adultos mayores sanos pueden llegar a dormir tan sólo 4 horas diarias, lo ideal para jóvenes universitarios es al menos seis de mínima y 9 horas como máximo.

Una mala calidad del sueño es un síntoma que con frecuencia aparece asociado a fatiga, la disminución de las capacidades cognitivas y motoras durante el día y una mayor incidencia de accidentes de tránsito y laborales.

El estudio descriptivo implementado a través de un instrumento de medición como el índice de calidad del sueño de Pittsburg, le proporcionó a los especialistas una puntuación global y consideraciones parciales en siete componentes distintos: calidad subjetiva del sueño, latencia (cantidad de tiempo que lleva conciliar el sueño), duración, eficiencia habitual, alteraciones, uso de medicación hipnótica y disfunción diurna.

De los 384 encuestados, la prevalencia de mala calidad no

 

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