Sindrome Metabólico: | 15 FEB 06

¿Por qué tantos, por qué ahora, por qué tan pronto?

Asistimos a una explosión epidemiológica de Sindrome Metabólico mientras las asociaciones científicas sostienen una intensa polémica.
Autor/a: Dr. Daniel Flichtentrei para IntraMed Fuente: IntraMed 

Introducción:

Desde hace algunos años la bibliografía sobre el Síndrome Metabólico no cesa de multiplicarse. Tampoco parece detenerse la epidemia de personas que lo padecen.
Si bien se conoce esta asociación de factores de riesgo desde hace más de 80 años, es a partir de la ya clásica descripción de Gerald Reaven en 1988 que el cuadro ha recibido una atención más específica. Resulta curioso que en la descripción de Reaven no se menciona la obesidad como uno de los componentes del síndrome ya que ese elemento es hoy uno de los determinantes escenciales en todas las definiciones.

Desde entonces se le han asignado numerosas denominaciones: Sindrome X, Síndrome dismetabólico, Diabesidad, Cuarteto de la muerte, Síndrome de resistencia a la insulina.
La importancia del concepto “síndrome metabólico” radica particularmente en su capacidad para identificar individuos en alto riesgo de desarrollar Diabetes Mellitus y enfermedad cardiovascular.

Esta permanente inestabilidad en la nomenclatura así como la coexistencia de definiciones distintas son una prueba de las dificultades con las que los investigadores se han encontrado para delimitar con precisión la naturaleza de este cuadro.

Responder a algunos de los interrogantes básicos al respecto nos pone en la obligación de reflexionar sobre los límites de su definición, las causas de su extraordinaria difusión y acerca de las consecuencias que sus componentes esenciales  imponen a grandes cantidades de individuos.

Todo parece indicar que la mortífera combinación de una genética predisponente y un ambiente desencadenante constituyen la ecuación perfecta para la verdadera explosión epidemiológica que esta patología adquiere en los tiempos en que nos toca vivir.
Los hábitos y los valores culturales de un determinado momento histórico interactúan con la dotación genética y producen resultados. En muchas ocasiones a lo largo de la historia de la humanidad estas interacciones produjeron adaptaciones capaces de preservar la vida de la especie. Tal vez hoy la pongan en peligro.

Las sucesivas encuestas nacionales de alimentación y salud en los EEUU (NAHANES) evidencian un continuo desplazamiento de las curvas de ponderales hacia la derecha. La población es cada vez más obesa. Las preguntas posibles podrían ser:

¿Por qué se da esta situación? ¿Representa esto un riesgo para las personas?

No tenemos dudas respecto de la respuesta a la segunda pregunta, , representa un riesgo considerable. Sin embargo la respuesta al primer interrogante reconoce múltiples causas y, por lo tanto, es mucho más compleja.

Al intentar dar respuesta a este tipo de cuestiones es conveniente ponerse a resguardo de ingenuidades y determinismos extremos. La mayoría de las enfermedades cardiovasculares con poligénicas. Es decir que son el producto de un genoma único y del conjunto, también único, de las experiencias de vida de una persona. Resulta atractivo en este punto recurrir al concepto de Ambioma como complemento de Genoma.

Ambioma: es el conjunto de elementos no genéticos, cambiantes, que rodean al individuo y que, junto con el Genoma, conforman el desarrollo y construcción del ser humano, de su salud y su enfermedad.

Ambioma y Genoma son necesarios para explicar la compleja génesis respecto del Síndrome Metabólico así como de tantas otras patologías.

¿Causas y más causas?

Alimentación y actividad física han sido considerados los responsables mayores de la expansión de este tipo de cuadros. Los excesos de la primera y las carencias de lo segundo podrían aportar motivos más que suficientes para que el Síndrome Metabólico constituya un  motivo diario de evaluación en nuestros consultorios.

Diversos autores polemizan acerca de cuál de estos dos factores resulta predominante como causa de la obesidad y sus complicaciones derivadas. Pese a estos debates se coincide en reconocer una serie de elementos que confluyen en la compleja génesis social y biológica del problema.

Cambios económicos:

Se ha producido un desplazamiento desde una economía de “pago por trabajo”, en la que predominaba la actividad muscular como motor de la producción (obreros, trabajadores rurales) a una de “pago por servicios” (profesionales, educadores), hasta llegar actualmente a un sistema de “pago por información” (informática, cibertrabajo, etc). No es difícil percibir de que modo estas nuevas modalidades han reducido progresiva y sistemáticamente el trabajo físico y estimulado el estilo de vida sedentario. En términos de salario podría afirmarse que se penaliza la actividad física y se recompensa el sedentarismo.

Una situación semejante se registra en el ámbito del ocio o del tiempo libre. Las actividades con mayor éxito social son aquellas que sustituyen la participación del cuerpo (deporte, juegos) por aquellas donde el cuerpo es un invitado pasivo, cuando no, un verdadero estorbo (TV, video, videogames, etc).

Alimentación:

Los hábitos alimentarios constituyen uno de los elementos centrales de la cultura de todo grupo social. Sus características no son únicamente los elementos nutricionales que la integran sino un variado conjunto de componentes sociales, rituales, étnicos y económicos que determinan el resultado final observable.

En sociedades como las que habitamos en los países menos desarrollados, las condiciones de accesibilidad y la seguridad alimentaria son también puntos cruciales en el tema.

Algunos elementos son mencionados en la bibliografía como fenómenos determinantes de la obesidad en ascenso tanto en la población adulta como en pediatría.

* Desplazamiento del consumo hacia alimentos ricos en calorías, grasas e hidratos de carbono.

* Incremento del tamaño de las porciones.

* Régimen de precios que facilita el consumo de alimentos calóricos y restringe otras formas de alimentación.

* Predominio de alimentos industrializados respecto los no procesados o naturales.

Una conclusión lógica de las cuestiones esbozadas más arriba es que la población aumenta de peso. La obesidad comienza a formar parte de la realidad social y es un dato epidemiológico de cuya contundencia no vale la pena dudar.


¿Es la obesidad un fenómeno único y homogéneo?

Llevamos muchos años de práctica clínica educados en el empleo del peso y el Indice de Masa Corporal como los instrumentos “naturales” de evaluación de la obesidad y el sobrepeso.  Cuando abordamos el tema del Síndrome Metabólico sin embargo resulta imprescindible ampliar los modos de evaluación y tomar en cuenta un fenómeno determinante: la distribución adiposa. Los procedimientos apropiados para cuantificarla son de muy sencilla aplicación y se centran en varias determinaciones como: el perímetro de la cintura y la relación cintura cadera. Con el objeto de simplificar aún más el tema, puede afirmarse que existe consenso bastante generalizado re

 

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