Moral y conducta. | 12 FEB 06

Cómo se enfrentan tareas moralmente reprochables.

Según un estudio de la Universidad de Stanford.

Son ocho los mecanismos psicológicos que permiten cumplirlas

Burl Cain cree que sólo a Dios le corresponde decir cuándo se acaba la vida de una persona. Pero, en su cargo de guardián y verdugo jefe de la Penitenciaría Estatal de Louisiana en Angola, Cain es quien ordena aplicar la inyección letal y ha sostenido la mano de condenados antes de morir.

"Es algo que debemos hacer, estemos en contra o a favor de la pena de muerte, y tratamos de hacer que el proceso sea tan humano como sea posible -dijo-. El problema es soportarlo."

El sentido común sostiene que los seres humanos tenemos un estándar moral que nunca flaquea. Sin embargo, los estudios sobre quienes cumplen tareas difíciles de digerir desde el punto de vista moral, ya sea por obligación o por necesidad económica, demuestran que los códigos morales son más flexibles de lo que se supone. La gente suele adaptar su juicio en lo que los psicólogos llaman distanciamiento moral.

En los últimos años, se ha determinado cuáles son las técnicas psicológicas más frecuentes para lograrlo y, por primera vez, las han probado en individuos que integran el equipo de ejecución de una prisión.

Los resultados insinúan que el juicio moral de una persona puede variar de manera rápida o lenta, inconscientemente. "Nuestra capacidad de comprometernos y «descomprometernos» con nuestros principios morales ayuda a explicar por qué se puede ser brutalmente cruel y compasivo en segundos", explicó el profesor Albert Bandura, experto en psicología de la conducta moral de la Universidad de Stanford.

Según especialistas, los códigos de conducta que surgieron para mantener las primeras sociedades humanas, como la prohibición de matar o de robar, hubieran sido psicológicamente sofocantes si los seres humanos no hubieran tenido recursos para liberarse de ellos en situaciones extremas.

Esta capacidad innata de desconectarse moralmente dificultó a los investigadores la tarea de hallar una relación entre las convicciones declaradas de las personas y su conducta: los religiosos pueden cometer delitos sexuales, las prostitutas pueden llevar vidas ejemplares, los soldados pueden cometer atrocidades.

Ahora, los psicólogos de Stanford demostraron que los equipos de ejecución en las cárceles tienen un nivel muy alto de distanciamiento moral y que cuanto más próximos están a una ejecución, mayor es esa distancia.

Proyecto estudiantil

La investigación surgió de un estudiante secundario. En la década de 1990, Michael Osofsky, entonces un adolescente que estudiaba en Nueva Orleáns, empezó a en

 

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