Entrevista para pensar / Marcel Rufo | 14 AGO 05

¿Ser padres o ser amigos?

Al frente de un ambicioso proyecto de salud para jóvenes, el psiquiatra francés cuestiona a los padres que adquieren un rol de compinches de sus hijos y defiende ciertos espacios de privacidad

Hace treinta años, Marcel Rufo permitía la entrada de los juguetes en el Hospital de Niños de Marsella. "Yo operaba a los osos de peluche", explica sonriendo. Paseaba su estetoscopio sobre el vientre de peluche para tranquilizar a sus pequeños pacientes. Considerado el psiquiatra especializado en niños y adolescentes "más mediático de Francia", Rufo dirige hoy una estructura sin precedente, si se tiene en cuenta su presupuesto, de 26,2 millones de euros, financiado en parte gracias a la operación pièces jaunes (centavos de euros), dirigida por Bernadette Chirac, primera dama de Francia, y la Fundación Hospitales de París-Hospitales de Francia. Este lugar lleva el nombre de Maison de Solenn-Maison des Adolescents, en homenaje a la hija anoréxica de Patrick Poivre d’Arvor (presentador del noticiero del Canal 1 de la televisión francesa), la que se suicidó a los 16 años. Esta Casa de Adolescentes, situada en el Hospital Cochin, en París, es en realidad la séptima unidad destinada en Francia a los adolescentes de entre 11 y 19 años, y se espera la apertura de muchas otras. Con indisimulada pasión, Rufo explica en esta entrevista cómo deben actuar los adultos para evitar que los adolescentes caigan en distintas patologías, y hasta se atreve a sermonearlos con un "déjenlos tranquilos!"

–¿Por qué se implicó tanto en Maison de Solenn?

–Por empezar, es el lugar más bello del mundo en cuanto al servicio de medicina del adolescente. Es realmente un lugar excepcional, y además nos lleva a preguntarnos cómo recibir a esos adolescentes que requieren una especialización precisa, ya que ellos no quieren ser hospitalizados ni con los niños ni con los adultos. Quieren quedarse entre ellos. Quiero subrayar que los adolescentes son, en primer lugar, adolescentes, y que se encuentran accesoriamente enfermos.

–¿Usted cree que los padres esperan demasiado de los adolescentes?

–Quizás. Como yo escribí en mi libro, tal vez nosotros, como padres, revivimos a través de nuestros hijos lo que hubiéramos querido ser. Quizá nos encontramos frente a nuestra adolescencia cuando nos enfrentamos a la adolescencia de hoy. Los adolescentes llevan el peso de nuestro pasado, que no está en su porvenir, mientras que ellos viven el presente.

–¿La adolescencia es siempre un momento de crisis?

–Yo diría que sí, pero sin que eso deba considerarse patológico. Un adolescente que no atraviesa por una crisis probablemente la sufra más adelante. De todos modos, considero que la crisis es necesaria sin que deba considerarse patológica; sí lo es cuando la imagen de sí mismo, el narcisismo, ataca al sujeto.

–La señora Chirac confesó que se interesó en el proyecto de la Maison de Solenn porque ella tiene una hija anoréxica. En todos los hospitales que había visitado anteriormente le hacían sentir que la culpa la tienen los padres. ¿Es así?

–En general es al revés. Los padres son más bien las víctimas de la agresividad del adolescente, más que sus provocadores. Al mismo tiempo, yo entiendo que en el caso de la anorexia los padres estén agotados, pues han intentado todo por sus hijos y han fracasado. Nosotros invertimos la situación; es decir, no aislamos a los adolescentes anoréxicos de sus padres, sino que trabajamos con ellos. Recibimos a los padres o vienen grupos de padres a compartir momentos con sus hijos, salvo durante las comidas. Yo siempre defendí esta teoría frente a quienes sostenían el aislamiento del anoréxico.

–Pero usted está en contra de los "padres amigos"...

–Los padres amigos son inaceptables. Ciertos padres se involucran demasiado en las historias de amor de sus hijos, quienes, en realidad, necesitan cierta autonomía para estar enamorados fuera de la mirada de sus padres. Hay cosas que los adolescentes hablan con sus padres que no hace ninguna falta que éstos sepan.

–¿Cuando termina la adolescencia?

–Cuando amamos o creemos amar a alguien, cuando nos sentimos lo suficientemente amados para partir a una nueva aventura barriendo la infancia y la familia.

–Usted ha escrito un libro titulado Todo lo que usted no debería saber sobre la sexualidad de sus hijos. ¿Por qué ese llamado al pudor?

–Porque yo

 

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