Un mayor entendimiento de la patogénesis de la enfermedad inflamatoria del intestino le ha dado a los cirujanos nuevas y potencialmente efectivas terapias para la enfermedad de Crohn. Una de tales terapias, el infliximab (Remicade, Centocor, Inc, Malvern, PA), un anticuerpo para el factor alfa de necrosis tumoral humana, toma como blanco los mediadores específicos o vías involucradas en la patogénesis de la enfermedad inflamatoria del intestino [1,2].
A pesar de avances como éste, una cura médica o quirúrgica para la enfermedad de Crohn sigue siendo elusiva, aunque la cirugía puede mejorar significativamente las vidas de estos pacientes. Hasta el 75% de aquellos diagnosticados con esta enfermedad requerirán al menos una cirugía para los síntomas de la misma.
Después de la cirugía, se han reportado tasas de recidiva endoscópica del 73% al año y 85% a los 3 años [3]. Aún hasta 10 años después de la cirugía inicial, tasas de recidiva clínica del 50% han sido señaladas. Una segunda cirugía es probable para muchos de estos pacientes.
Principios de la cirugía
Las opciones quirúrgicas que incluyen la resección segmentaria del intestino, la estricturoplastia, la resección segmentaria del colon, la colectomía total con anastomosis ileorectal o ileostomía y proctocolectomía con ileostomía han provisto buenos resultados postoperatorios [4].
Lo básico todavía se aplica
Aunque se han agregado muchas opciones quirúrgicas recientemente, los principios básicos siguen siendo los mismos. Por ejemplo, cuando el mesenterio está engrosado e indurado, el abordaje más seguro sería ligando los vasos cerca de la pared intestinal y evitando una ligadura alta. La ligadura mediant
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