Lípidos: no solo energía | 01 JUN 05

Nuevos lípidos para alimentación enteral

Esta revisión destaca la importancia de los lípidos usados en alimentación enteral, en la respuesta del organismo a la injuria.
Autor/a: Dres. Roy CC, Bouthillier L, Seidman E, Levy E. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2004 Mar;7(2):117-122.

Desde la década del 70, se ha reconocido la importancia del soporte nutricional. El furor de la nutrición parenteral fue seguido por el uso preferencial de la vía enteral siempre que sea posible. La vía intestinal es más económica, segura, accesible, fisiológica y permite el aporte de un espectro más amplio de nutrientes.

Historicamente, la grasa (G) se usó como fuente de energía y para prevenir el déficit de ácidos grasos (AG) esenciales. Después se reconoció que las G son necesarias para mantener la estructura y función de las membranas y sus receptores, y que son capaces de modular la respuesta inmune y modificar la expresión génica. Esto ha generado un enorme interés en administrar dietas con lípidos que mejoren o prevengan enfermedades.
Esta revisión discute la importancia de mantener una adecuada relación entre las familias de AG n-6/n-3, el uso de triglicéridos estructurados, las indicaciones de AG de cadena corta y las ventajas experimentales de los liposomas y las matrices de productos lipolíticos.

Balance entre AG n-6 y n-3:

Las emulsiones de lípidos más usadas son las de AG de cadena larga (AGCL) de origen vegetal. Son buenas fuentes de energía y de AG esenciales. Sin embargo, altas concentraciones de n-6, llevan a una disminución de la función del retículo endotelial, neutrófilos y macrófagos. Múltiples estudios muestran que las fórmulas de alimentación enteral (AE) que contienen cantidades inapropiadas de n-6/n-3 se asocian con respuestas inmunes aberrantes a infecciones e injuria, y favorecen la autoinmunidad.
Si la relación n-6/n-3 es baja en las fórmulas de AE, disminuye la síntesis de mediadores proinflamatorios derivados del araquidónico (A), y favorecen la síntesis de derivados con efectos antiinflamatorios.

Los marcadores de inflamación sistémica aumentan con las G n-6 y disminuyen si el aporte de n-3 es mayor. Se han reportado beneficios en artritis reumatoidea, Crohn, colitis ulcerosa, lupus, esclerosis múltiple, asma y otras atopías. Esta inmunomodulación mejora la recuperación de pacientes sometidos a cirugías electivas, acorta los tiempos de ventilación asistida en pacientes con distress respiratorio, mejora la inflamación en pacientes con fibrosis quística y beneficia el perfil lipídico de los que tienen dislipidemias.

 

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