Obesidad, diabetes y enfermedad hepática | 05 MAY 04

Nuevos rumbos en el estudio de las enfermedades hepáticas

La enfermedad hepática en general y la cirrosis en particular tienen una tasa de mortalidad importante por lo cual es importantes conocer sus nuevos estudios.
Autor/a: Dra Marta Papponetti* 
INDICE:  1. Desarrollo | 2. Desarrollo
Desarrollo

La enfermedad hepática en general y la cirrosis en particular tienen una tasa de mortalidad importante. La mayoría de los casos de carcinoma hepatocelular aparece en pacientes con enfermedad hepática crónica avanzada, habiéndose comprobado que en los últimos tiempos su incidencia va en aumento. Los factores de riesgo mayores más comunes de las hepatopatías crónicas son los virus de las hepatitis C (HCV) y B, el abuso de alcohol y el hígado graso no alcohólico (HGNA). Hay factores de riesgo raros como la, hemocromatosis, la deficiencia de a-1 antitriopsina y, la enfermedad de Wilson, sin olvidar a la cirrosis criptogenética que aparece en el 5% a 30% de los pacientes con hepatopatía terminal. También existen algunos trabajos que hablan del HGNA como causa de esa cirrosis. 

Esos porcentajes de etiología desconocida de la cirrosis hacen pensar que existen otros factores causantes, teniendo en cuenta que las hepatopatías en general y la cirrosis en particular se asocian con variadas anormalidades endocrinas, como el hipogonadismo, las alteraciones de la función tiroidea y la intolerancia a la glucosa.

Cada vez existe más evidencia acerca de que ciertos trastornos endocrinos (en particular la diabeles mellitus) pueden causar enfermedad hepática pero es muy difícil conocer la causa y el efecto. Se ha propuesto a la diabetes mellitus como un factor de riesgo de  hepatopatía crónica y de carcinoma hepatocelular. La diabetes mellitus se asocia con HGNA y su forma más grave, la esteatohepatitis no alcohólica (ENO) y estudios muy recientes se ha comprobado que tiene relación con el carcinoma hepatocelular, dato que no había sido encontrado en estudios anteriores. Sin embargo, todavía no ha podido establecerse cuál es su asociación temporal.

Dado que una hepatopatía crónica puede provocar intolerancia a la glucosa y en ocasiones diabetes, el estudio de la relación entre la hepatopatía crónica y el carcinoma hepatocelular, requiere estudios de cohorte longitudinales que excluyan la mayor parte de los casos de enfermedad hepática crónica en el momento del diagnóstico de diabetes.

En cuanto a la hepatitis crónica por el virus de la hepatitis C, hay mucha evidencia sobre su asociación con la diabetes. Por ejemplo, los datos de la Third National Health and Nutrition Examination Survey (N-HANES III) muestran que la tasa de diabetes a los 40 años de edad o más fue 3 veces superior entre los sujetos infectados con el virus de la hepatitis C, en comparación con los individuos no infectados con ese virus.

La NASH está presente en los dos tercios de los obesos mórbidos y aunque en un principio se la asoció con la diabetes y la obesidad, no se ha comprobado que estos factores de riesgo intervengan en la NASH. Además, no se descarta que en este cuadro tenga relación con la resistencia a la insulina, habiéndose postulado que los niveles circulantes de insulina se asocian con una oxidación defectuosa de los ácidos grasos en las mitocondrias, provocando una acumulación intracitoplasmática de triglicéridos. Estas grasas pueden incitar una respuesta inflamatoria y fibrótica.

En cuanto a la asociación de la diabetes con el carcinom

 

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