Del 1 al 7 de agosto | 01 AGO 22

Semana Mundial de la Lactancia materna: consejos y pautas

Especialistas del Hospital de Clínicas “José de San Martín” brindan una serie de recomendaciones a la hora de amamantar, una práctica que si bien es ejercida por la madre, requiere del apoyo de la familia y la sociedad para poder ser sostenida.
Fuente: Hospital de Clínicas 

Debido a la importancia que posee la lactancia materna en la nutrición y seguridad alimentaria, la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebran cada año la Semana Mundial de la Lactancia Materna del 1 al 7 de agosto. Este año el lema es “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable” y se da en el marco de la pandemia por COVID-19.

“La leche materna es el alimento ideal, completo y saludable para recién nacidos y niños menores de 2 años o más por contener más de 300 nutrientes y cantidades exactas de grasas, azúcares, agua, proteínas y vitaminas que el niño necesita para crecer y desarrollarse. A su vez, brinda muchos beneficios para el bebé, la madre, la familia, la sociedad y a las empresas e instituciones de los sectores públicos y privados”, sostiene Yudith Teresa Conde Ocampos, Licenciada Obstétrica y Titular Especialista en Lactancia Materna y Crianza del Hospital de Clínicas.

Entre los beneficios para el recién nacido, destaca que la leche materna contiene los nutrientes necesarios para el óptimo crecimiento; disminuye el riesgo de desnutrición; brinda anticuerpos que protegen de enfermedades prevalentes de la infancia, como la diarrea, las alergias, el asma y las infecciones respiratorias; reduce de 1,5 a 5 veces el riesgo de muerte súbita; es de fácil digestión, lo que disminuye los cólicos del bebé; tiene los líquidos y electrolitos suficientes para su hidratación; cuenta con la mejor biodisponibilidad de hierro, calcio, magnesio y zinc; favorece el desarrollo emocional e intelectual; previene problemas de salud mental a futuro; y ayuda a desarrollar un lenguaje claro tempranamente.

A su vez, la leche materna protege contra las caries dentales y reduce el riesgo de realizar ortodoncia en la infancia y la adolescencia; tiene efectos de largo plazo en la salud, ya que disminuye la probabilidad de desarrollar en la edad adulta enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipercolesterolemia. Asimismo, crea un vínculo afectivo con la madre, gracias al cual los niños y niñas amamantados crecen más felices, seguros y estables emocionalmente.

Expertos del Hospital de Clínicas resaltan que, entre los beneficios para la madre, están el vínculo afectivo que se crea, ya favorece el desarrollo de su autoestima y una personalidad saludable. Amamantar, a nivel materno, produce hormonas especiales que le ayudan a sentirse relajada y cariñosa hacia su bebé; ayuda a la rápida recuperación después del parto, ya que tiende a quemar calorías adicionales -lo que permite recuperar rápidamente el preso previo al embarazo- y previene la depresión post-parto; a largo plazo previene tanto la osteoporosis como el cáncer de mama y de ovario; y disminuye el riesgo de sangrado en el post parto, por lo tanto disminuye el riesgo de desarrollar anemia.

“Los bebés deben ser amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida, y después introducir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros, mientras se continúa con lactancia materna hasta los dos años o más”, explica Conde Ocampos para luego agregar: “Es el binomio madre/hijo quien decide hasta cuándo mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos años del lactante, aunque poco frecuente, sigue siendo beneficioso para ambos. Cuando llegue el momento del destete, se realizará de forma progresiva y lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre”.

En cuanto a la mujer que amamanta, indica que no precisa de dietas especiales y que la mejor alimentación proviene de una dieta sana y variada. “Sólo en algunos casos, por enfermedad o problemas nutricionales, puede el médico aconsejar algunos suplementos. Tampoco existen alimentos prohibidos durante la lactancia. El aroma de los alimentos pasa a la leche y puede hacer cambiar su olor y su sabor, esto ayuda al bebé a familiarizarse con diversos sabores, lo que le permitirá aceptar más fácilmente la alimentación complementaria. Sólo en el caso de observar de forma repetida que tras haber comido la madre un determinado alimento y el bebé muestre algún tipo de molestia (vómitos, diarreas, erupciones, malestar o rechazo de la leche), puede que sea necesario evitar ese alimento en concreto”, puntualiza.

 

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