El cerebro social | 20 MAY 16

Los cerebros de los niños se "iluminan" ante el sonido de la voz de mamá

En un estudio con escáneres, se activaron regiones vinculadas con las emociones, el reconocimiento facial y la función social
Autor/a: Mary Elizabeth Dallas MedlienPlus

La voz de una madre quizá no solo tranquilice a su hijo, sugiere una investigación reciente.

Cuando las madres hablaban, varias áreas de los cerebros de sus hijos se activaban, informaron unos investigadores. Éstas incluían regiones involucradas en el procesamiento de las emociones y las recompensas, las funciones sociales, el reconocimiento facial y la detección de lo que tiene una relevancia personal.

Pero esa reacción neurológica aumentada se reservó solo para mamá, no para otras mujeres, hallaron los investigadores.

"Muchos de nuestros procesos sociales, lingüísticos y emocionales se aprenden al escuchar la voz de nuestras madres", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Stanford el autor del estudio, Daniel Abrams, profesor de psiquiatría y ciencias conductuales en la universidad.

"Pero se sabe sorprendentemente poco sobre cómo el cerebro se organiza alrededor de esta fuente de sonido tan importante. No sabíamos que la voz de una madre tendría un acceso tan rápido a tantos sistemas cerebrales distintos", añadió Abrams.

Estudios anteriores han mostrado que los niños prefieren la voz de su madre, pero los mecanismos subyacentes de esa preferencia no estaban claros.

"En realidad, nadie había observado los circuitos cerebrales que podrían estar implicados", explicó el autor principal del estudio, Vinod Menon, profesor de psiquiatría y ciencias conductuales de la Stanford. "Queríamos saber si solo se trataba de áreas auditivas y selectivas de la voz que responden de forma distinta, o si era más amplio en términos de la participación, la reactividad emocional y la detección de estímulos destacados".

Para responder a esas preguntas, los investigadores analizaron escáneres cerebrales de niños que escuchaban las voces de sus madres.

En el estudio participaron 24 niños de 7 a 12 años de edad que eran criados por sus madres biológicas. Todos los niños tenían un coeficiente intelectual (CI) de al menos 80, y ninguno tenía trastornos del desarrollo, anotaron los investigadores.

Los padres de los niños respondieron a preguntas sobre las habilidades de comunicación de sus hijos, lo que incluía su capacidad de interactuar y relacionarse con los demás.

Se grabó a las madres de los niños mientras decían tres palabras sin sentido.

 

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