Trastorno afectivo estacional | 10 FEB 16

¿Afectan las estaciones a la forma en que pensamos?

Un pequeño estudio europeo encuentra evidencias de cambios estacionales en la memoria y la atención

¿Cuándo piensa usted con mayor claridad, en el invierno o en el verano? ¿En qué momento del año funciona mejor su memoria a corto plazo?

Un nuevo estudio de tamaño reducido sugiere que la potencia del cerebro podría ser mayor en ciertos momentos del año. La investigación no es definitiva, y las diferencias aparentes no parecen ser notables más allá de los escáneres cerebrales. Pero Gilles Vandewalle, coautor del estudio y asociado de investigación de la Universidad de Lieja, en Bélgica, dijo que el estudio de 28 adultos jóvenes muestra que "la estación importa".

Y quizá importe más en algunas personas que en otras. En particular, apuntó Vandewalle, las personas con un trastorno afectivo estacional (la depresión que aparece durante ciertos meses) podrían ser incluso más vulnerables a los efectos de la estación sobre el cerebro.

Hace mucho que se sabe que las estaciones son fundamentales de varias formas. "Las estaciones son importantes para los animales en cuanto a la reproducción y la hibernación", comentó Vandewalle. Y en los humanos "es bien sabido que las estaciones afectan al estado de ánimo".

Se estima que el 5 por ciento de las personas en Estados Unidos sufren el trastorno afectivo estacional, que provoca síntomas depresivos, por lo general en otoño e invierno. La terapia de luz se usa comúnmente para tratarlo, una señal de que la afección podría vincularse con las diferencias estacionales en la luz solar.

Las estaciones también afectan a las hormonas, al sistema inmunitario y a los neurotransmisores, que son unas sustancias químicas en el cerebro, apuntó Vandewalle. Algunas investigaciones han sugerido que las estaciones afectan a las habilidades de pensamiento, pero los hallazgos no han sido concluyentes, dijo.

En la nueva investigación, Vandewalle y sus colaboradores estudiaron a 14 hombres y a 14 mujeres, con una edad promedio de 21 años, en cuatro momentos distintos del año entre mayo de 2010 y octubre de 2011. Los participantes pasaron 4.5 días en laboratorios donde no tenían ninguna indicación de la estación en el exterior, como la luz del día, y ningún acceso al mundo exterior.

Entonces, los investigadores usaron escáneres cerebrales para estudiar cómo los participantes realizaban unas tareas que evaluaban su capacidad de prestar atención y de recordar cosas a corto plazo.

Los escáneres sugirieron que las habilidades de atención de los participantes eran mejores cerca del solsticio de verano en junio, y peores cerca del solsticio de invierno en diciembre. Su memoria a corto plazo fue mejor en otoño y peor en primavera.

 

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