A pacientes con enfermedades de retina | 15 OCT 14

Implantes de células madre curan la ceguera

Un equipo de investigadores estadounidenses ha probado la eficacia de las células madre para regenerar el tejido muscular del ojo en 18 personas. Los implantes no han producido rechazo y les han devuelto la vista.

SINC

Los ojos, de naturaleza inmunoprivilegiada, han sido los primeros en beneficiarse de esta tecnología.

Desde que se descubrieran las células madre embrionarias en 1981, se ha investigado intensamente sobre sus aplicaciones para regenerar tejidos musculares, reemplazar las células en pacientes con diabetes e ictus, y tratar trastornos mentales como el párkinson y el alzhéimer. Pero las células madre plantean incógnitas relacionadas con la seguridad, como, por ejemplo, si pueden formar tumores, si se producen reacciones inmunes o si existe algún riesgo de convertirse en tipos de células no deseadas.

Una investigación publicada en The Lancet es la primera prueba de que las células madre pueden resultar seguras a medio plazo en los seres humanos. El estudio describe 18 casos de pacientes con enfermedades causantes de ceguera que, gracias a implantes de células madre en sus ojos, han recuperado la vista.

Debido a su naturaleza ‘inmunoprivilegiada’, el ojo es capaz de tolerar células extrañas sin provocar una respuesta inmunitaria

“Las células madre son capaces de convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo, pero su investigación no ha sido fácil porque implicaba algunos riesgos, como la posible formación de tumores y el rechazo inmunológico”, explica Robert Lanza, autor principal del estudio y jefe científico de Advanced Cell Technologies (ACT), la empresa estadounidense que ha financiado el estudio. “Como resultado, vemos que los sitios que no producen una respuesta inmune fuerte, como los ojos, se han convertido en la primera parte del cuerpo humano en beneficiarse de esta tecnología”.

El ensayo se centró en regenerar células de la retina. Se investigó sobre nueve pacientes que padecían la enfermedad de Stargardt, que es hereditaria. Otros nueve pacientes tratados sufrían degeneración macular, asociada a la edad, y oscilaban entre los 21 y 70 años. Tanto la enfermedad de Stargardt como la degeneración macular son las principales causas de ceguera juvenil y adulta en el mundo desarrollado, y hasta ahora no existían tratamientos eficaces para combatirlas.

 

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