Se cuadruplicaron en la última década, según los CDC | 19 SEP 14

Las muertes provocadas por analgésicos y narcóticos

Los aumentos fueron más marcados entre los blancos y las personas de 55 a 64 años de edad.

El número de estadounidenses que murieron por sobredosis accidentales de analgésicos narcóticos aumentó de forma significativa entre 1999 y 2011, informaron el martes las autoridades federales de salud.

Las muertes por sobredosis de fármacos como la hidrocodona (Vicodin), la morfina y la oxicodona (Oxycontin) aumentaron de 1.4 por cada 100,000 personas a 5.4 por cada 100,000, según los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Eso significa que unas 3,000 personas murieron de sobredosis no intencionales en 1999. Para 2011, esa cifra había aumentado a casi 12,000 muertes, señaló el informe.

A pesar del creciente número de muertes, la tasa de aumento en realidad se ha ralentizado desde 2006, según la coautora del informe, la Dra. Holly Hedegaard. Hedegaard es epidemióloga del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS) de los CDC.

"Aunque la tasa sigue en aumento, no aumenta con tanta rapidez como entre 2000 y 2006", comentó Hedegaard. "Entre 1999 y 2006, la tasa de muertes aumentó en alrededor de un 18 por ciento por año, pero desde 2006 solo aumenta en alrededor de un 3 por ciento por año".

Hedegaard cree que la ralentización de la tasa podría deberse en parte a menos muertes por la metadona y algunos analgésicos. Las muertes por esos fármacos se han nivelado o han declinado, dijo.

Pero en 2011, las benzodiacepinas, unos sedantes usados para tratar la ansiedad, el insomnio y las convulsiones, tuvieron que ver con el 31 por ciento de las muertes por analgésicos narcóticos, frente al 13 por ciento en 1999, según el informe, que aparece en la edición del 16 de septiembre de la revista NCHS Data Brief.

Entre 2006 y 2011, las muertes que tuvieron que ver con las benzodiacepinas aumentaron en un promedio de un 14 por ciento al año, mientras que las muertes por analgésicos que no eran benzodiacepinas no cambiaron significativamente, informaron los investigadores.

El informe también halló un aumento sorprendente en el número de muertes entre las personas de 55 a 64 años. En 1999, la tasa era de 1 por cada 100,000 personas. Para 2011, esa cifra había aumentado a más de 6 por 100,000, mostraron los hallazgos.

También hubo un aumento dramático en el número de muertes entre las personas blancas por el uso de opiáceos. Fue 4.5 veces más alto en 2011 que en 1999. El aumento en el número de muertes por opiáceos se duplicó en el mismo periodo entre los negros, y aumentó solo ligeramente entre los hispanos, dijeron los autores del estudio.

El Dr. Andrew Kolodny, presidente de Physicians for Responsible Opioid Prescribing y director médico de la Phoenix House Foundation en la ciudad de Nueva York, afirmó que esta "epidemia" se puede controlar. "Tenemos que dejar de crear nuevos casos de adicción. Esto se resume en que hay que lograr que la comunidad médica recete con más cuidado", planteó.

"No es que los médicos estén causando una epidemia a propósito, pero recetan analgésicos en exceso, sobre todo para problemas crónicos comunes como el dolor de espalda baja y los dolores de cabeza", explicó.

Kolodny dijo que esos analgésicos son para usarse en los días tras una cirugía o accidente, o como atención paliativa de los pacientes de cáncer. Pero la mayor parte de las recetas son para afecciones crónicas. "Eso es lo que en realidad fomenta la epidemia", lamentó.

La diferencia racial en el patrón de recetas también es gran parte del problema, dijo Kolodny.

"Los médicos recetan analgésicos narcóticos con mucho más cuidado a sus pacientes no blancos", comentó. "Cuando los médicos tienen un paciente negro o latino, les preocupa más la posibilidad de adicción o de desvío del fármaco (que los pacientes lo vendan), así que recetan con más cuidado. Los estereotipos están teniendo un efecto protector para las minorías", comentó Kolodny.

La idea de que una persona blanca de clase media podría convertirse en adicta no les cruza por la mente, afirmó.

Kolodny añadió que para abordar el problema, los adictos necesitan un mejor acceso al tratamiento. "Necesitamos una inmensa ampliación del tratamiento".

 

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