Microbioma placentario | 26 MAY 14

La placenta podría tener sus propias bacterias beneficiosas

Esa 'comunidad' podría desempeñar un papel esencial al preparar a los recién nacidos para la vida fuera del útero.

La forma en que los recién nacidos reciben las colonias de bacterias beneficiosas que residen en todas las personas y que hacen que la vida humana sea posible ha sido un misterio.

Un nuevo estudio sugiere que la placenta, que hace mucho que se piensa que es un ambiente estéril, en realidad contiene una comunidad bacteriana (un "microbioma") pequeño pero diverso que podía desempeñar un papel crucial al preparar a los recién nacidos para la vida fuera del útero.

"Partimos de la hipótesis de que es la primera alimentación del microbioma del bebé", señaló la autora líder, la Dra. Kjersti Aagaard, profesora asociada de obstetricia y ginecología del Colegio de Medicina Baylor, en Houston. "Las distintas bacterias que observamos en la placenta son las mismas bacterias que vemos en el bebé en la primera semana de vida".

Las bacterias en la placenta tienen el mayor parecido con las que normalmente residen en la boca de una persona, anotaron los investigadores.

Esto podría significar que la salud oral de la madre es incluso más importante para la salud de su hijo que aún no ha nacido de lo que se pensaba, señaló el Dr. Jacques Moritz, director de ginecología de Mount Sinai St. Luke's, en la ciudad de Nueva York. Moritz no participó en el estudio.

"Posiblemente las personas que tienen la enfermedad de las encías tienen más bolsas de estas bacterias y recargan al cuerpo crónicamente de bacterias", planteó Moritz. "Esas bacterias podrían concentrarse en la placenta y provocar un parto prematuro".

La nueva investigación, que aparece en la edición del 21 de mayo de la revista Science Translational Medicine, encontró que las bacterias en la placenta difieren en los partos prematuros y en los normales. Pero Aagaard anotó de inmediato que su estudio no establece una relación causal entre esas diferencias y el parto prematuro.

"La placenta tiene un perfil exclusivo de comunidad dependiendo de cuándo nace el bebé", dijo. "Lo único que podemos decir es que son distintas, y es importante anotarlo".

Las bacterias viven por todo el cuerpo humano, respaldando funciones como la digestión y la respuesta inmunitaria, que son esenciales para la vida. Según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU., esos microbios sobrepasan a las células del cuerpo de 10 a 1.

Aagaard y sus colaboradores estudiaron muestras de más de 300 placentas para ver si los bebés podrían recibir su primera dosis de las bacterias que sostienen la vida de este órgano esencial. La placenta conecta al feto en desarrollo con el útero, permitiendo al niño que aún no ha nacido recibir nutrientes de su madre.

Los investigadores hallaron una comunidad bacteriana muy escasa en la placenta, mucho menos densa que las bacterias que habitan en los intestinos de una persona.

"Por cada libra (0.45 kilos) de placenta, se tiene un gramo de ADN bacteriano", explicó Aagaard. "Es minúsculo, pero se puede medir, y cambia con el tiempo".

Aagaard sospecha que esas bacterias placentarias probablemente aporten al bebé las primeras "semillas" de microbios saludables, en contraposición con la teoría ampliamente aceptada de que los recién nacidos reciben su dosis inicial de bacterias de la vagina de la madre durante el parto.

"Como médico, esa explicación en realidad no tiene sentido", planteó.

Al examinar minuciosamente los tipos de bacterias hallados en la placenta, los investigadores concluyeron que tienen el mayor parecido como la comunidad bacteriana de la boca.

Los autores del estudio creen que las bacterias de la boca llegan a la placenta a través del torrente sanguíneo, una hipótesis con la que Moritz está de acuerdo.

"Cada vez que se cepilla los dientes, las bacterias entran al torrente sanguíneo, y van a todas partes", explicó. "Generalmente el cuerpo las elimina, pero cuando no lo hace se puede terminar con infecciones bacterianas".

Moritz considera que la salud oral es clave para un embarazo sano.

"Remito a todas mis pacientes a una limpieza dental a las 20 semanas y pico, simplemente para garantizar que no haya bolsas de bacterias que puedan provocar un parto prematuro", dijo.

Aagaard y sus colaboradores planifican explorar la conexión entre las bacterias orales y placentarias en un estudio de seguimiento con más de 500 mujeres en riesgo de parto prematuro.

FUENTES: Kjersti Aagaard, M.D., Ph.D., associate professor, obstetrics and gynecology, Baylor College of Medicine, Houston, Texas; Jacques Moritz, M.D., director, gynecology, Mount Sinai St. Luke's, New York City.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024