Resistencia a muchos e incluso a todos los fármacos | 21 MAY 14

“Vamos a ver famosos muriendo de TBC resistente en los países ricos”

El director del consorcio europeo para la vacuna contra la tuberculosis alerta de las nuevas amenazas de una enfermedad que mata a más personas que la malaria.

Nuño Domínguez


Douglas Young, después de la entrevista / Lino Escurís

En un tiempo no tan lejano, los países ricos vivían doblegados por una enfermedad incurable. Mataba a hasta el 80% de las personas que la desarrollaban y una de cada siete muertes en Europa y América era por su culpa. La incidencia era especialmente alta en las ciudades europeas, donde la pobreza, las infraviviendas y la mala higiene aumentaban su expansión. A finales del siglo XIX había ciudades en las que se llegaron a infectar el 100% de los habitantes.

Douglas Young es director del departamento de micobacterias del Instituto Nacional de Investigación Médica (MRC) del Reino Unido y profesor de microbiología Médica del Imperial College. Tras acabar su doctorado y viajar a India, comenzó a investigar la lepra, una enfermedad causada por una bacteria similar a la de la tuberculosis. Desde hace tres décadas ha centrado su trabajo en la investigación de la tuberculosis. En la actualidad es director en funciones de la Iniciativa para la Vacuna contra la Tuberculosis, un proyecto liderado desde Europa en el que participan instituciones de más de 15 países.

Se trataba de la tuberculosis, a la que también se ha llamado la gran asesina de la humanidad. Solo en los últimos 200 años se ha cobrado mil millones de vidas. Gracias a la investigación científica y la llegada de los antibióticos, aquella enfermedad fue primero controlada y después, injustamente olvidada. La ONU llegó a calcular que sería eliminada en 2025. Pero no fue así.

La tuberculosis es hoy una emergencia sanitaria  global, según la OMS. Esta sigue matando a siete personas cada hora en Europa y su impacto sigue siendo enorme en multitud de países donde aún hay millones de personas viviendo en las mismas condiciones de pobreza e insalubridad que los europeos del siglo XIX. Ambas realidades contribuyen a que esta enfermedad olvidada en occidente mate a más de 1,3 millones de personas cada año, más que la malaria y casi tanto como el VIH.

Ahora, la enfermedad ha conseguido desarrollar resistencia a muchos e incluso a todos los fármacos conocidos contra ella. Lo peor es que estas variantes resistentes ya se están expandiendo por todo el mundo, incluidos los países ricos de Europa. La propia OMS alertó hace poco de que existe el riesgo de que la tuberculosis y muchas otras infecciones vuelvan a ser incurables debido a la resistencia a antibióticos.

El británico Douglas Young trabaja cada día para que eso no ocurra. En la actualidad, este investigador en micobacterias es el director en funciones de la Iniciativa por la Vacuna contra Tuberculosis (TBVI), un consorcio internacional de centros de investigación, organizaciones no gubernamentales y empresas que está desarrollando varias candidatas de vacuna contra la tuberculosis. Una de ellas es la MTBVAC, creada en España. Young visitó Madrid para participar en el Simposio Internacional de TBVI celebrado en la Fundación Ramón Areces de Madrid. En esta entrevista, el experto aporta su visión sobre las nuevas amenazas de esta enfermedad, el desarrollo de nuevos tratamientos y el papel de la industria farmacéutica para conseguirlos.

¿Diría que los fondos dedicados a luchar contra la tuberculosis son proporcionales a su incidencia en el mundo?

Creemos que en el mundo muere en torno a 1,3 millones por la tuberculosis y la malaria es probablemente menos de un millón, así que hay más gente muriendo de tuberculosis que de malaria. Sin embargo, siempre hemos tenido mucho menos dinero que los proyectos de malaria o VIH. Hay mucha más concienciación sobre la malaria. Esto se debe en parte a que la tuberculosis fue un gran problema para generaciones anteriores tanto en Europa como en EEUU y después [al reducirse drásticamente la incidencia en estas zonas] se asumió que la enfermedad simplemente había desaparecido. Eso fue un tremendo error, pensar que la tuberculosis ya no existía porque la habíamos controlado en los países industrializados. En realidad nunca se la controló en el resto del mundo.  Y aún así la gente sigue pensando que la tuberculosis es una enfermedad del siglo XIX, de la que morían los poetas románticos.

¿Supone un riesgo real para los países ricos?

En Europa tenemos muy poca tuberculosis. La incidencia es muchísimo menor en Madrid o Londres que en cualquier ciudad de Suráfrica, por ejemplo, pero es terrible que sigamos teniéndola. Ahora la preocupación es que regrese la enfermedad en su variante resistente a los medicamentos. Los casos normales se pueden tratar fácilmente con los fármacos disponibles, pero el gran temor es la llegada de estas nuevas formas, particularmente desde Europa del Este.

¿Cree que esa nueva amenaza acabará por concienciar a la gente de la situación?

Lo que despierte a la gente será ver morir a miembros de generaciones jóvenes de tuberculosis resistente. Habrá celebridades, gente famosa que muera de tuberculosis resistente. Creo que eso va a pasar.

“La gente sigue pensando que la tuberculosis es una enfermedad del siglo XIX de la que morían los poetas románticos”

¿Cuál es la próxima gran promesa en la lucha contra esta enfermedad?

Tenemos varias vacunas candidatas. Pero no sabemos cuál es mejor. Sabemos cuáles funcionan mejor con ratones o conejillos de indias, pero no si eso mismo sucede en humanos.

 

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