Salud mundial desafíos y nuevos roles profesionales | 24 MAR 14

Disponibilidad de profesionales de la salud en el mundo

Hay una crisis mundial de escasez y mala distribución de profesionales de la salud, como así también grandes diferencias entre los países y regiones en la cantidad de trabajadores sanitarios y sus distintas aptitudes y roles.
Autor/a: Dres. Crisp N, Chen L. N Engl J Med 2014; 370:950-7.
INDICE:  1.  | 2. 

 

 

 

Introducción

Atravesamos una crisis mundial de escasez y de mala distribución de profesionales de la salud, agravada por tres grandes transiciones mundiales, los cambios demográficos, los desplazamientos epidemiológicos y la redistribución de la carga de discapacidad.

Hay muchos otros motivos por los que es importante pensar globalmente sobre la educación y el rol de los profesionales sanitarios. La base de conocimientos de la profesión tiene objetivos globales y la transferencia de tecnología, conocimientos, experiencia y servicios entre los países es creciente. Los profesionales sanitarios migran en lo que actualmente es un mercado global para sus conocimientos, mientras que los pacientes también viajan para determinados tratamientos.

El 25% de los médicos de los EEUU provienen del extranjero y el mercado de “turismo médico” es creciente. Las personas de todo el mundo sufren la amenaza de riesgos como las epidemias infecciosas mundiales y el cambio climático. Los profesionales están interconectados en todo el mundo, son interdependientes y comparten muchos desafíos.

La forma en que se educan y trabajan es muy diversa según cada país. En los EEUU se debe estudiar en la universidad durante 4 años y en la escuela de medicina durante otros 4. En el Reino Unido se exigen 5 o 6 años de estudios posecundarios y en China se están consolidando dos niveles de 5 o de 8 años de estudio. La educación de las enfermeras es más variada, desde estudios vocacionales de nivel secundario hasta programas de doctorado.

Hay asimismo grandes diferencias entre los países y regiones en la cantidad de trabajadores sanitarios y sus distintas habilidades y roles. En todo el mundo hay 9,2 millones de médicos y 18,1 millones de enfermeras. La densidad de trabajadores sanitarios varía entre las distintas regiones, así como también son muy variables sus distintas habilidades. Los EEUU tienen una proporción de enfermeras a médicos de 4:1, mientras que las proporciones en China e India son de casi 1:1.

En todo el mundo hay 9,2 millones de médicos y 18,1 millones de enfermeras.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló la alarmante escasez mundial de unos 4,3 millones de médicos y enfermeras. Se estima que 57 países pobres enfrentan una grave crisis, ya que sus recursos humanos son insuficientes para satisfacer las necesidades mínimas. Algunos países, como Maldives, Bhutan, Botswana y Namibia ni siquiera tienen escuelas de medicina. Esta escasez se acentúa por el desequilibrio mundial entre la disponibilidad de trabajadores de la salud y la carga de enfermedad. Por ejemplo, el África sub-sahariana, con la más baja densidad de médicos y enfermeras, tiene la carga más alta de enfermedad.

Estos problemas empeoran con las migraciones. El Global Code of Practice on the International Recruitment of Health Personnel de la OMS 2010 destacó estas cuestiones, tratando de concientizar a los países más ricos sobre la importancia de reducir el reclutamiento de profesionales sanitarios de las naciones más pobres, donde éstos son escasos. No obstante, se necesitan medidas más amplias, tales como mayor inversión, mejor capacitación y mejor gerenciamiento de los recursos humanos.

El otro problema es la distribución desigual en casi todos los países. Las poblaciones rurales alejadas y pobres en general no logran atraer o retener a los profesionales de la salud. Hay evidencia de que un número creciente de ellos se puede retener en las zonas rurales a través de mejoras de las políticas educativas (ubicación de las escuelas médicas y de enfermería, políticas de ingreso, becas y la vinculación afectiva que se produce cuando se exige un tiempo de servicio en una zona rural tras finalizar la carrera) y sanitarias (remuneración por zona desfavorable y desarrollo de la carrera profesional).

Una opción práctica en zonas desfavorecidas es capacitar a agentes de salud comunitarios, enfermeras profesionales u otros profesionales sanitarios sin título médico, para que puedan realizar muchas tareas que en países de mayor desarrollo son ejecutadas por médicos. El anverso de esta situación de desatención de las zonas rurales es la excesiva concentración urbana de profesionales, que puede generar otros problemas, tales como procedimientos innecesarios y onerosos.

A pesar de que se habla mucho del derecho a la salud, se estima que por lo menos 1000 millones de personas no tienen acceso a un profesional. Millones de personas asisten a otras gratuitamente. La mayoría son mujeres cuya contribución y cuyos derechos humanos a menudo no se contemplan.


Fuerzas que impulsan el cambio mundial

La demanda de trabajadores sanitarios es creciente en todo el mundo. Los países con economías en rápido crecimiento, como India, China, Brasil y Sudáfrica, necesitan más profesionales y sigue habiendo grave escasez en los países más pobres.

Por lo menos cinco fuerzas están determinando la cantidad y la demanda de profesionales mundiales.

1. Las primeras son las importantes transiciones, cambios demográficos y epidemiológicos y desplazamientos en la carga de discapacidad, que se están extendiendo por muchos países. Demográficamente, las poblaciones están envejeciendo y su urbanización y movilidad están en aumento.

Epidemiológicamente, las enfermedades no transmisibles están desplazando a las causas anteriores de muerte, relacionadas con las enfermedades infecciosas, la nutrición y la maternidad. La carga de discapacidad atribuible a trastornos de salud mental, problemas musculoesqueléticos y enfermedades crónicas crece rápidamente. Es necesario reestructurar la mayoría de los sistemas de salud para responder a estos desafíos.

2. Segundo, las personas tienen actualmente mayor educación y mayor acceso a la información. Los profesionales ya no son la única fuente de información sobre la salud, por consiguiente la relación con sus pacientes está cambiando hacia decisiones y responsabilidades compartidas. Algunos llaman a esto “coproducción de salud.” La evidencia muestra que el involucramiento del paciente puede generar mejor uso de los recursos y mejor calidad de la atención de salud.

3. Tercero, la revolución en biociencias y en tecnologías de la información y de las comunicaciones continuará generando muchos nuevos diagnósticos, vacunas y fármacos. Por un lado es posible que esto exija mayor especialización profesional. Por el otro, las nuevas tecnologías pueden también crear oportunidades para la desprofesionalización y la descentralización. Muchos procesos diagnósticos y terapéuticos quizás no necesiten profesionales involucrados en tiempo real y las tecnologías móviles podrían permitir a los trabajadores legos y hasta a los pacientes funcionar con más eficacia aún lejos del médico.

4. Por último, dos fuerzas políticas opuestas afectarán todos los aspectos del trabajo de los profesionales de la salud. Las fuerzas del mercado son parte intrínseca del sistema de salud. Los gastos en salud en la actualidad ascienden al 10,1% del producto bruto doméstico mundial y la industria de la salud factura más de U$6,6 billones anualmente.

Hay también fuerzas compensatorias de justicia social que bregan por la equidad en salud como un derecho humano básico e incluyen en sus demandas la cobertura de salud universal. El concepto ético de que nadie, por más pobre que sea, debe sufrir de dolor prevenible o morir prematuramente está ganando consenso en todo el mundo.


Efecto sobre los profesionales de la salud

Todas estas fuerzas aseguran que la demanda a futuro para los profesionales de la salud no será sólo más de lo mismo. Cada fuerza demandará diferentes tipos de trabajadores con diferentes competencias.

Las transiciones demográficas y epidemiológicas y los cambios en la carga de discapacidad significan que los sistemas y los profesionales sanitarios deberán ingresar en los hogares y las comunidades. El trabajo en equipo con no profesionales será aún más importante. La mejor comunicación con un público cada vez más educado e informado será esencial, de modo tal que las medidas de promoción y prevención de la salud puedan influir sobre la conducta y los hábitos de vida, así como modelar las macropolíticas, como la restricción de sal o el contenido de grasa trans de los alimentos.

Los sistemas terapéuticos deberán manejar nuevas biotecnologías que llegan en el contexto de relaciones médico-paciente cambiantes. La tecnología permitirá controlar e intervenir a distancia. Aunque los profesionales tendrán el apoyo de la tecnología de la información, serán necesarias nuevas capacidades para validar, sintetizar y aplicar en la práctica decisiones derivadas de la sobrecarga de información disponible.

Por último, todo el trabajo profesional estará integrado en ámbitos sociales y de mercado complejos, con todas sus ambigüedades y tensiones. Los fundamentos de la justicia social, por ejemplo, destacan la importancia de conocer las cuestiones sociales, que generan nueva demanda de trabajadores sanitarios que manejen la cooperación intersectorial. Los objetivos comerciales, por otra parte, exigen aptitudes para los negocios y la capacidad y disposición para trabajar en sistemas basados sobre el mercado.

 

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