Síndrome de Savant | 25 MAR 14

El hombre ciego y con autismo que toca decenas de miles de canciones al piano

Comprender las asombrosas habilidades del pianista Derek Paravicini, afectado por el síndrome de savant, puede ayudar a entender los procesos de memoria y aprendizaje humanos.

Cuando Derek Paravicini nació, cabía en la palma de una mano

Su llegada al mundo se adelantó tres meses y medio y la terapia con oxígeno que fue necesaria para salvar su vida le dejó ciego para siempre y afectó al desarrollo de su cerebro. Hoy, 34 años después, Paravicini vive con autismo severo, tiene dificultades para contar más allá de 10, pero es un virtuoso pianista y, asombrosamente, toca de memoria decenas de miles de canciones, ya que obviamente no puede leer partituras. Y las toca en cualquier estilo o tono.

Paravicini es una persona con síndrome de Savant (sabio, en francés), habitualmente relacionado con trastornos del espectro autista que se caracteriza por unas capacidades extraordinarias, casi increíbles, en áreas muy específicas de la vida, como la música, la pintura, la memoria o el cálculo matemático.

Muchos expertos creen que no llegaremos a comprender la memoria y el aprendizaje humanos hasta que no entendamos qué ocurre en el cerebro de los savants. Hasta el 10% de las personas con autismo tienen algunas cualidades de savant, frente al 1% de la población general, según algunas estimaciones.

“Si es una pieza sencilla, como es la música popular, a Derek le basta con escucharla una vez para poder interpretarla”, ha explicado esta mañana Adam Ockelford, su profesor de música durante casi 30 años, que sigue mirando a su alumno con fascinación pese al paso de las décadas.

Tocando con la nariz

Paravicini y Ockelford se conocieron cuando el hoy pianista tenía cinco años. Ockelford era profesor de música en la escuela Linden Lodge para ciegos en Londres. “Yo estaba tocando el piano, apareció Derek, me empujó y empezó a tocar él. No podía ver, así que no sabía cómo se tocaba el piano. Utilizaba golpes de artes marciales, los codos y hasta la nariz para tocar el teclado”, recuerda.

De aquella época hay grabaciones estremecedoras, en las que ya se aprecia el oído absoluto de Paravicini para la música y su capacidad para comunicarse con el mundo a través del piano, incluso aporreando el teclado con la nariz. “Para Derek, la música es un pegamento social. Nunca toca el piano solo”, recalca Ockelford, cansado de que en ocasiones en la prensa se tache al pianista savant de “iPod humano”, como si sólo fuera un reproductor digital de decenas de miles de canciones. “Derek no sólo imita una música, sino que introduce su personalidad e improvisa. Eso es lo que le hace especial.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024