Sesiones científicas de la American Heart Association, Dallas 2013 | 19 NOV 13

Estenosis de la arteria renal: ¿stent o tratamiento médico?

El implante de stent en la arteria renal no confirió un beneficio significativo con respecto a la prevención de los episodios clínicos cuando se añadió a la terapia médica.

Original: Stenting and Medical Therapy for Atherosclerotic Renal-Artery Stenosis. Christopher J. Cooper, M.D., Timothy P. Murphy, M.D., Donald E. Cutlip, M.D., Kenneth Jamerson, M.D., William Henrich, M.D., Diane M. Reid, M.D., David J. Cohen, M.D., Alan H. Matsumoto, M.D., Michael Steffes, M.D., Michael R. Jaff, D.O., Martin R. Prince, M.D., Ph.D., Eldrin F. Lewis, M.D., Katherine R. Tuttle, M.D., Joseph I. Shapiro, M.D., M.P.H., John H. Rundback, M.D., Joseph M. Massaro, Ph.D., Ralph B. D'Agostino, Sr., Ph.D., and Lance D. Dworkin, M.D. for the CORAL Investigators

Introducción:

La estenosis de la arteria renal de causa aterosclerótica es un problema común en los ancianos. A pesar de dos ensayos aleatorios que no mostraron un beneficio de la implantación de un stent en la arteria renal con respecto a la función renal, la utilidad de la colocación de stents para la prevención de eventos renales y cardiovasculares adversos mayores es todavía incierta.

Métodos:

Asignamos aleatoriamente a 947 participantes que tenían estenosis de la arteria renal aterosclerótica e hipertensión sistólica que tomaban dos o más fármacos antihipertensivos o enfermedad renal crónica a:

1.    Tratamiento médico más stent de la arteria renal
2.    Tratamiento médico solo.

Los participantes fueron seguidos (mediana 43 meses) para detectar la aparición de eventos cardiovasculares y renales adversos (un punto final compuesto de muerte por causa cardiovascular o renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, hospitalización por insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia renal progresiva, o la necesidad de terapia de reemplazo renal).

Resultados:

Durante una mediana de tiempo de seguimiento de 43 meses (rango intercuartil de 31 a 55), la tasa del punto final primario combinado no difirió significativamente entre los participantes que se sometieron a la colocación de stents además de recibir tratamiento médico y los que recibieron tratamiento médico solo (35,1% y 35,8%, respectivamente; razón de riesgo con la colocación de stents, 0,94, intervalo de confianza del 95% [IC]: 0,76 a 1,17, p = 0,58).

Tampoco hubo diferencias significativas entre los grupos de tratamiento en los índices de los componentes individuales de la variable principal ni en la mortalidad por cualquier causa.

Durante el seguimiento hubo una modesta diferencia constante en la presión arterial sistólica a favor del grupo de stent (-2,3 mmHg, IC del 95%: -4,4 a -0,2, p = 0,03).

Conclusiones:

El implante de stent en la arteria renal no confirió un beneficio significativo con respecto a la prevención de los episodios clínicos cuando se añadió a la terapia médica integral, multifactorial en personas con estenosis aterosclerótica de la arteria renal e hipertensión arterial o enfermedad renal crónica.

 

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