Mitos y verdades | 25 SEP 13

Despejan dudas sobre 5 mitos que atentan contra el consumo de agua

¿Beber durante las comidas dificulta la digestión? ¿Para cuidar el corazón tiene que ser baja en sodio? Las respuestas.

Inodora, incolora e insípida. Sobre el consumo de algo a simple vista tan inofensivo como el agua, pesan sin embargo falsas creencias. Un trabajo en conjunto de varios especialistas las destierra en base a evidencia científica. El grado de adhesión a esos “mitos del agua” fue relevado por un sondeo realizado a nivel nacional por TNS Argentina entre 1.014 entrevistados mayores de 18 años.

Casi ocho de cada 10 consultados respondió que para cuidar el corazón hay que tomar agua baja en sodio. “Esta creencia no se enmarca en ninguna evidencia científica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el agua no contribuye significativamente en la ingesta diaria de sodio, excepto en aquellas personas que requieran dietas muy restringidas para este mineral (menos de 400 miligramos)”, afirmó el cardiólogo Ricardo Iglesias, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y de la Fundación Cardiológica Argentina, quien subrayó además que no hay conclusiones firmes sobre la posible asociación entre el sodio en el agua y la hipertensión arterial. El médico sostiene que para reducir la cantidad de ese mineral en la dieta hay que correr la mirada y concentrarse en la sal agregada en las comidas y en productos como panes, fiambres, carnes y quesos, entre otros.

Otro punto sobre el que reina la confusión es sobre las causas de la obesidad en los niños. El 74% de los entrevistados cree que para cuidar que los chicos no engorden hay que fijarse más en la comida que en la bebida. Esteban Camuerga, director del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI), evalúa como “equivocada” la premisa. “Varios estudios científicos demuestran que el riesgo de obesidad se incrementa acorde aumenta la ingesta de bebidas calóricas”, apunta. Un dato elocuente: los chicos en nuestro país consumen el equivalente a 14 sobrecitos de azúcar por día a través de bebidas e infusiones azucaradas.

Siete de cada diez consultados creen, por otra parte, que cualquier bebida hidrata por igual y que por lo tanto no es necesario tomar agua. Luciano Spena, miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND) refutó esa afirmación. “La cantidad y calidad  de los líquidos ingeridos generan un impacto en el estado nutricional”, aseguró. En Argentina, un estudio demostró que la mitad de los líquidos ingeridos correspondía a bebidas e infusiones azucaradas y que los hidratos de carbono consumidos a través de ellos representaban entre el 9 y el 15% del consumo calórico diario, lo que supera en la mayoría de los casos las recomendaciones de la OMS.

La creencia de que hay que tomar agua sólo cuando se tiene sed quedó en cuarto lugar (con el 65% de respuestas en ese sentido). “La sed aparece cuando las pérdidas de líquidos corresponden a una disminución del 3% del peso corporal o más”, explicó César Casávola, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), quien recomendó no esperar a tener la boca seca para tomar agua, “porque es un llamado de atención tardío”.

También descartó que tomar agua durante las comidas dificulte la digestión, debido a que su evacuación gástrica es rápida y no provoca ninguna interacción que complique la absorción de nutrientes. Y señaló que incluirla en la mesa promueve el hábito de la ingesta de líquidos y un estilo de vida más saludable.

 

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