Philip Campbell, director de la revista 'Nature' | 17 SEP 12

Publicar o perecer

“Me preocupa la presión de los jóvenes científicos por publicar sin parar”.


Philip Campbell durante el Euroscience Open Forum en Dublín. Imagen: SINC

Lleva más de 30 años viendo cada día sobre su mesa la mejor ciencia del mundo antes de que nadie la haya publicado aún. Por las manos del director de Nature y de todo su grupo de publicaciones, Philip Campbell (1951), han pasado artículos inéditos que han hecho historia, como los de la oveja Dolly, el agujero de la capa de ozono y la transmisión del virus de la gripe aviar, que fue vetado por el Gobierno de EE UU. Ahora se enfrenta a un nuevo panorama, el de las publicaciones de acceso abierto en la Unión Europea. Campbell ha hablado en exclusiva con SINC del presente y futuro de Nature y la investigación de alto nivel.

Pampa García Molina | SINC|26

Leva 17 años como director de Nature, pero antes se doctoró en Física de la atmósfera y fundó otra revista…

Sí. Empecé en Nature en 1979, a partir de 1982 fui el editor de ciencias físicas y en 1988 me fui para fundar Physics World. Finalmente en  1995 volví a Nature como director.

¿Qué investigaciones le ha gustado más publicar en Nature?

Recibí el descubrimiento del agujero de la capa de ozono y el de las buckyesferas de fullereno C60. Me encantaban estos hallazgos fundamentales, eran fáciles de tratar porque los referees siempre estaban de acuerdo y podía publicarlos sin dudar. Justo después de volver a Nature publicamos el nacimiento de la oveja Dolly. Aquello fue maravilloso, ciencia del mejor nivel y, aunque los especialistas lo esperaban, para el resto de la gente parecía profundamente nuevo.

Un poco antes de incorporarme como director, Nature publicó el hallazgo del primer planeta extrasolar girando alrededor de otra estrella. Mis artículos favoritos probablemente sean esos. Ah, y también el genoma humano. Se trataba del proyecto más masivo que se había hecho nunca y publicarlo supuso una satisfacción, pero los otros fueron más inesperados y por ello más excitantes.

¿Cuando le ponen sobre la mesa resultados de tan calibre, se da cuenta desde el principio de la importancia que tienen?


"Dolly, el primer exoplaneta, el fullereno y el agujero de la capa de ozono son mis artículos favoritos publicados en Nature"
 
No siempre. Con cada uno de ellos trabajamos de una manera diferente. Ante el fullereno y el primer exoplaneta pensé inmediatamente: “esto es un descubrimiento fundamental”. Con la oveja Dolly supe enseguida lo que tenía delante, pero no el impacto que alcanzaría. Era el primer mamífero, el animal más cercano al humano que se había conseguido clonar, y la preocupación que creó en la opinión pública fue inesperada. El agujero de la capa de ozono estaba menos claro, las mediciones eran sorprendentes pero no entendíamos de verdad qué era ni cómo se comportaría. Se convirtió en un artículo icónico porque fue el primer ejemplo real de la influencia del hombre en la atmósfera. Gracias a él se pudieron tomar iniciativas para frenar el daño, pero  de esto no teníamos ni idea de lo que iba a suponer en aquel momento.

¿Por qué ponen tan difícil publicar en Nature?

Rechazamos el 92% de los trabajos que recibimos. Para que publiquemos un estudio, debe ser auténticamente extraordinario y en ciencia producir algo original es muy difícil. Muchas veces no se puedes planear, hay que tener la suerte de encontrarlo. Otra poderosa razón es que insistimos en que el resultado esté muy bien fundamentado. Solemos sugerir a los científicos que vuelvan a trabajar una y otra vez sobre su estudio para que sea aplicable en un sentido amplio y tenga mayor impacto en ciencia. Tenemos reputación de conservadores porque queremos estar seguros de que lo que publicamos es consistente.

¿Nature sigue siendo la revista científica más influyente en el mundo?

Creo que sí. Nuestras publicaciones son las más citadas y tenemos el factor de impacto más alto entre las revistas de ciencias naturales, que se mide por la cantidad de veces que se nos cita en la literatura científica. Pero me gusta pensar en más criterios. Cuando repaso los artículos un par de años después, hay muchos que me encantan independientemente de su número de citaciones, como los de evolución, artefactos del neolítico y restos de la Europa antigua.

 “Jamás publicamos artículos científicos en función de la opinión de los medios"

¿Además de medir el factor de impacto clásico de la revista, tienen algún indicador de su influencia en internet?

En la web podemos medir las descargas de nuestros artículos, pero no tenemos manera de compararlas con las de otras publicaciones. Aunque sabemos que nuestra cobertura en la blogosfera y en Twitter es muy amplia, no nos hemos comparado con otras revistas.

¿Cómo se ha adaptado Nature a la era web?

Creo que la esencia de Nature no cambiará fácilmente pase el tiempo que pase. Nuestros criterios para escoger artículos no han cambiado en absoluto. No tenemos un consejo editorial, los editores siempre hemos sido los responsables de la primera selección y después, por supuesto tenemos los referees que hacen la revisión por pares. Durante todo el tiempo que yo llevo siendo editor, y antes de que yo llegara, los principios han sido siempre los mismos.

Pero en la web de Nature además de artículos científicos hay noticias, blogs, vídeos…

Sí, la web ha cambiado la manera de trabajar de los periodistas y ahora publicamos cada día on line de manera más informal, gratis para todo el mundo. Como consecuencia, la velocidad a la que trabaja nuestro departamento de prensa es mucho más rápida. Pero seguimos siendo una publicación mensual.

¿Se dirigen más al público ahora que antes?

No, hace unos años decidimos enfocarnos más hacia los intereses de los investigadores que a la audiencia general. La misión de Nature en su declaración fundacional de 1869 era dual: por un lado, servir al público y por otro, servir a los investigadores. Ahora damos más importancia a esto último porque ya hay mucha otra gente dedicada a la divulgación. Pero en la web hay contenidos gratuitos y de libre acceso para el público y, por supuesto, sobre algunas investigaciones lanzamos notas de prensa a los medios, que se dirigen al público.

¿Cómo deciden que artículos irán acompañados por notas de prensa?

Normalmente nuestra oficina de prensa piensa en lo que puede ser interesante para los periodistas, lectores, editores de periódicos y televisiones. Pero no siempre. A veces divulgan un artículo porque es muy interesante desde el punto de vista científico; otras veces escogen uno menos significativo, pero muy atractivo para los gustos del público… es un ajuste natural entre lo atractivo y lo relevante. Lo que sí puedo decir es que jamás publicamos artículos en función de la opinión de los medios. Nuestro criterio para publicar ciencia es puramente científico.

¿Nunca han publicado nada por otras razones?

 

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