No se conoce con precisión la prevalencia regional | 11 MAY 11

Alergia infantil a la leche de vaca

La alergia infantil a la leche de vaca con frecuencia pasa inadvertida por el médico.

El especialista Carlos E. Baena-Cagnani explica la diferencia entre alergia e intolerancia a la leche. La Organización Mundial de Alergia redactó guías destinadas a pediatras que incluyen recomendaciones para realizar diagnósticos en forma eficaz.

A nivel regional no se conoce con precisión la prevalencia de la alergia a la leche de vaca. Tampoco se sabe su incidencia mundial, la que parece ser muy variable. Así lo afirman especialistas de la Organización Mundial de Alergia (WAO, según sus siglas en inglés) y de otras instituciones científicas en un documento publicado en la revista Current Opinion in Allergy and Clinical Immunology.

“Esta alergia es resultado de una respuesta exagerada y dañina del sistema inmune a determinadas proteínas de la leche de vaca. Sus síntomas pueden ser reacciones gastrointestinales, en la piel, o en el tracto respiratorio (síntomas respiratorios). Se dan casos muy poco frecuentes en que una alergia severa de este tipo provoca anafilaxia, es decir una reacción generalizada del sistema inmunológico que puede llegar a ser seria”, explicó a la Agencia CyTA uno de los integrantes del panel de expertos convocados por WAO, el doctor argentino Carlos E. Baena-Cagnani, quien se desempeña como director académico del Centro de Investigación en Medicina Respiratoria de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Córdoba. Y agregó: “Determinar la prevalencia de este tipo de alergia que afecta a los niños en los primeros años de vida –usualmente hasta los cuatro años de edad–, es uno de los desafíos que enfrentamos en la actualidad”.

De acuerdo con Baena-Cagnani los niños pueden tener dos tipos de reacciones adversas indeseadas como consecuencia de la ingesta de la leche de vaca, una es la intolerancia y la otra la alergia. Muchas veces los síntomas se confunden, pero ¿cuál es la diferencia? “La diferencia es que en la intolerancia hay mecanismos no inmunológicos involucrados. Un caso muy conocido es el de la carencia de lactasa. En este caso a los niños les falta esta enzima que facilita la digestión de lactosa, un azúcar presente en la leche. En cambio, en la alergia se trata de una respuesta del sistema de defensa que se vuelve en contra del organismo”, responde el especialista que también se desempeña como miembro del Comité Ejecutivo de la Alianza Global contra las Enfermedades Respiratorias Crónicas (GARD, según sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud.

Alergia subdiagnosticada

Si bien faltan estudios epidemiológicos sobre la alergia a la leche de la vaca, Baena-Cagnani destacó que la evidencia clínica en varios países muestra que “se dan muchos casos de diagnostico erróneo a la alergia de la leche de la vaca en un doble sentido. A veces la intolerancia a la leche de la vaca es confundida con alergia y viceversa. De este modo se indican tratamientos erróneos”.

Asimismo, el especialista subrayó que en la actualidad hay leches en el mercado que son sustitutivas de la leche de vaca. “Estos productos no contienen proteínas  que pueden desencadenar la alergia (la leche de vaca contiene alrededor de 20 proteínas potencialmente sensibilizantes como alpha-lactalbumin, Beta-lactoglobulin y Bovine serum, entre otras). De este modo, los niños alérgicos a la leche de la vaca pueden seguir teniendo una dieta y nutrición adecuadas”, destacó Baena-Cagnani. Y agregó: “Estos errores de diagnósticos genera que muchos pacientes sean sometidos a dietas de enormes sacrificios lo que puede llegar a producir un desbalance nutricional de manera innecesaria.”

 

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