Cuando la obsesión es un tema de dos. | 02 JUN 10

Cómo convivir con un obsesivo compulsivo

Las repercusiones entre quienes los padecen, la familia y la pareja. Qué no hacer para evitar conflictos.

Por Silvina Fiszer Adler (*) Foto: Cedoc 

Si bien no todos los obsesivos comparten el mismo grado de enfermedad, la familia, la pareja y aquellas personas cercanas se ven afectadas por el trastorno. | 

La imperiosa necesidad de que todo esté impecable, en su lugar y desinfectado. Los celos extremos, de esos que asfixian. La exigencia de tener todo bajo control. La imposibilidad de desprenderse de los objetos, y guardar por tiempo indefinido prendas que nunca se volverán a usar o infinidad de papeles sin sentido alguno. Convivir con un obsesivo compulsivo no es tarea sencilla, y si bien es importante el tratamiento particular, todo el entorno debe poner su granito de arena para que la vida cotidiana no se torne insoportable.

Si bien no todos los obsesivos comparten el mismo grado de enfermedad, la familia, la pareja y aquellas personas cercanas se ven afectadas por el trastorno. Según explica el Licenciado Enrique M. Novelli, psicoanalista, miembro titular de la APA y Full Member IPA, “clasicamente el carácter del obsesivo en sus rasgos esenciales sería una tendencia a la escrupulosidad, a la abulia y a la duda”. También, entre otras peculiaridades, están caracterizados por una tendencia a la crisis de la conciencia moral, a la manía por el orden y la meticulosidad, por la timidez, en algunos casos por padecer ciertos trastornos sexuales y por la necesidad de someterse a ciertos imperativos o a prohibiciones.

¿Cómo puede afectar toda esta obsesión en el entorno?

“El entorno lo sufre porque los obsesivos se ponen demasiado rígidos en que el resto haga lo que ellos quieren, y si no lo hacen se enojan, entonces agreden”, explica Novelli. “Alguien que esta con un neurótico obsesivo tiene que tener mucha paciencia para poder aguantarse los embates. Si uno se podría hacer ciertas preguntas como estrategia para poder pasar los momentos -como por qué y para qué actúa de esta manera- uno podría llegar a entender por qué lo hace y para qué lo hace”, agrega el especialista.

El esfuerzo del conjunto, entonces, es fundamental. Hay que intentar sortear esos roces. “De todos modos, aunque estén estas preguntas, las personas que están conviviendo con el neurótico obsesivo lo pueden llegar a comprender pero esto no quiere decir que eviten el sufrimiento”.

Qué NO hacer. Hay ciertas cosas que no deben hacerse con un obsesivo. Por ejemplo, decirle que evite algún ritual o burlarse de su intención de querer controlar todo. Y si ese control o esa tendencia a la posesión tiene que ver con una persona, “entonces hay que mostrarle que esa persona o ese hijo no es un objeto. Que esa persona tiene también una personalidad, deseos y que pensar distinto no quiere decir que no se lo quiera”, explica Novelli.

Para el Doctor Pedro Horvat, Miembro Titular de la APA y de la International Psychoanalytical Association (IPA), la familia suele pasar por varias etapas. Primero, aparecen los intentos de racionalizar la situación. Sin embargo, “de a poco,la perplejidad y la angustia van ganado lugar en la familia. Se dan cuenta que algo que pertenece al orden de lo irracional y de lo compulsivo, tiene un espacio importante en la mecánica familiar, y que todos finalmente se obligan a sí mismos a cumplir los rituales del obsesivo porque ya vieron el estallido de angustia que desencadena no hacerlo”, agrega el especialista en psiquiatría y psicoanálisis.

 

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